No solo es la industria petrolera la que debe cambiar ante el cambio climático. La industria cárnica del mundo debe adaptarse a los desafíos planteados por este fenómeno y la creciente demanda de alternativas basadas en plantas o enfrentará su ruina, según un grupo de inversionistas que administran 20 billones de dólares en activos.

Encargados de formular políticas e inversionistas están incrementando la presión sobre las empresas de todos los sectores en el periodo previo a las conversaciones climáticas mundiales de noviembre en Glasgow, exigiendo que se evalúen los riesgos y se establezcan planes para mitigarlos.

El recién designado enviado de Naciones Unidas para asuntos climáticos, Mark Carney, está presionando a todas las empresas para que usen un marco de evaluación de riesgos ideado por el Consejo de Estabilidad Financiera, un organismo respaldado por el G-20, sobre divulgaciones relacionadas con el clima.

Como uno de los principales contribuyentes a las emisiones globales de carbono, a través de la deforestación y el metano producido por el ganado, el sector cárnico enfrenta riesgos particularmente grandes, pero aún tiene que actuar de manera significativa, dijo el grupo FAIRR Initiative.

“Los inversionistas pueden ver que la verdad ineludible para el sector cárnico es que debe adaptarse al cambio climático o enfrentar la ruina en los próximos años”, dijo Jeremy Coller, fundador de FAIRR y director de inversiones de Coller Capital.

“Por el contrario, también existe una perspectiva apetecible sobre una enorme ventaja si las compañías de carne del mundo cambian (…) para alinearse con un camino amigable con el clima”, añadió.

De las 43 compañías de carne que cotizan en bolsa que fueron evaluadas, solo dos habían divulgado públicamente un análisis de escenarios relacionados con el clima, según FAIRR.

El grupo, que incluye a Allianz Global Investors y Aberdeen Standard Investments, dijo que creó un modelo de análisis de escenarios en línea que los inversionistas podrían usar para evaluar los riesgos para sus carteras.

Entre los peligros incluidos en el modelo se encuentran el posible impacto en las ganancias por mayores costos en electricidad y alimentación, y un aumento de la mortalidad del ganado debido al calor.

Además de la tendencia al alza de las proteínas alternativas, como las hamburguesas de origen vegetal, cuyo consumo podría dispararse por cambios más rápidos en los gustos del consumidor y la posible imposición de un impuesto al carbono sobre la carne.