El impulso a la política ambiental liderado por la administración de Joe Biden en Estados Unidos tendrá efectos indirectos para asistir en la transición energética en México, siempre y cuando el marco normativo vuelva a permitir la entrada de inversión privada a la red eléctrica nacional.
“Hay algo que no está viendo el Gobierno Federal y que en algún momento le torcerá la mano: no tienen dinero, y se necesita mucho dinero para hacer lo que quieren hacer. Esto es lo que puede hacer realidad (la entrada de inversión) porque hasta ahora no he visto intención del gobierno de cambiar las formas de participar”, explicó Víctor Ramírez, analista del sector y vocero de Plataforma México Clima y Energía.
El experto señaló que la llegada de Rogelio Ramírez de la O a la Secretaría de Hacienda es otra razón para esperar cambios a la política energética, pues diversos medios han reportado fricciones entre el nuevo Secretario y Rocío Nahle. “Hay señales que te hacen pensar de forma diferente en aspiración. Tengo mis dudas porque el Presidente ha mostrado radicalización en temas energéticos desde la elección”, advirtió.
Un cambio de curso representaría una inversión importante: las subastas representaban una entrada de alrededor de 3,000 millones de dólares anuales, y en caso de ser retomadas probablemente serían aún más grandes que las anteriores. Esta inversión representaría una posibilidad también para CFE, que podría dejar de subsidiar su generación para dedicar los 30,000 millones de pesos de utilidades de transmisión y distribución al mejoramiento de la red.
Este cambio político será impulsado también desde la iniciativa privada extranjera que ya está presente en México y que busca tarifas eléctricas más bajas y una descarbonización agresiva para alcanzar sus metas globales.
La transición energética mexicana puede ser asistida por el enfoque climático reciente de los Estados Unidos. https://t.co/kLzMml35xf
— Adrián Calcáneo (@EAdrianCalcaneo) June 8, 2021
La política energética actual no sólo está imposibilitando estas iniciativas a las empresas privadas, sino que está desperdiciando las condiciones geográficas propias del territorio nacional.
“México tiene recursos eólicos y solares extraordinarios. La energía confiable y de bajo costo, sumada a infraestructura de almacenamiento podrían alejar a México de la generación con base en gas natural. Esto reduciría emisiones y mejoraría la balanza comercial del país”, dijo en un webinar John McNeece, senior fellow for energy and trade, Center for US-Mexican Studies.
Duncan Wood, director del Instituto México en el Wilson Center, advirtió que México tiene el reto de atender una creciente demanda, reducir emisiones y fortalecer su dependencia energética: tres metas que serían cumplidas si se agregara mayor capacidad renovable a la red.
“Cuando AMLO llegó a la presidencia todos estábamos informados sobre sus preocupaciones referentes al sector de oil & gas. Sin embargo, cuando comenzó a utilizar el lenguaje de la soberanía energética parecía que se iba a abrir la puerta para hablar de expansión de energía renovable… ¿Qué mejor forma para alcanzar el concepto de soberanía energética?”, dijo Wood.
Actualmente, México importa alrededor de 11,000 millones de dólares de crudo, gas natural y productos refinados de Estados Unidos. Con la compra de Deer Park este número continuará creciendo en el corto plazo, aunque la gasolina de la refinería seguramente no será importada de forma directa.