JPMorgan Chase reportó este lunes una utilidad neta de 2,865 millones de dólares durante el primer trimestre del año, una caída de 69% respecto a los 9,180 millones del mismo periodo del año previo, debido a un incremento de las provisiones para préstamos incobrables.
La caída de las ganancias fue impulsada por un aumento de 6,800 millones de dólares para cubrir posibles pérdidas crediticias en préstamos a consumidores y empresas que fueron afectadas por la pandemia de COVID-19.
El CEO del banco más grande de Estados Unidos, Jamie Dimon, atribuyó la pérdida a la posibilidad de que el país se enfrente a una recesión económica profunda.
“En el primer trimestre, los resultados subyacentes fueron extremadamente buenos, sin embargo, dada la probabilidad de una recesión severa, fue necesario construir reservas de crédito”, dijo el directivo.
Las acciones del banco avanzan 1.62%, a 99.79 dólares, media hora antes de la apertura del mercado en Nueva York. En lo que va del año, los títulos de JPMorgan Chase acumulan una caída de 30%.
Las provisiones totales de créditos llegaron a 8,300 millones de dólares en el lapso enero-marzo, el más alto desde la crisis financiera de 2009 y casi cinco veces más que los 1,495 millones reportados en el mismo periodo de 2019.
De esos activos, 4,400 millones de dólares corresponden a provisiones en el negocio de tarjetas y 2,400 millones a moras estimadas de créditos al consumo de clientes golpeados por la pandemia y la caída de precios del crudo, como gas, inmobiliario y consumo.
JPMorgan informó que los ingresos totales cayeron 3%, a 28,250 millones de dólares, respecto al mismo trimestre del año pasado, por debajo de los 29,550 millones esperados por analistas.
No obstante, la división comercial de la compañía registró un alza de 32% en los ingresos, a un récord de 7,200 millones de dólares, debido a que la volatilidad de los mercados incrementó la demanda de negociación.
Asimismo, los ingresos por negociación de bonos aumentaron a 5,000 millones de dólares, 1,000 millones por encima de los esperados por analistas, debido a una mayor actividad de los clientes en bonos gubernamentales, monedas y mercados emergentes.