Ante un entorno macroeconómico complejo, con un nivel de inflación alto y una fuerte incertidumbre, la industria automotriz en México tendrá como principales desafíos en 2023 una debilidad tanto en la demanda como en el financiamiento para concretar la venta de autos.
Si bien la ola inflacionaria que se vive a nivel global ha alcanzado a México, el dato a la primera quincena de noviembre revela un componente positivo: una disminución en la tasa anualizada.
Sin embargo, sigue habiendo un factor de riesgo relevante en función de una expectativa que mantiene altos los niveles de inflación, lo que tendrá un impacto directo en el consumidor, aseveró Guillermo Rosales Zárate, presidente de la Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores (AMDA).
El ‘golpe’ a los clientes con potencial de financiar la compra de un vehículo, radica en la tendencia al alza de las tasas de interés de los créditos, que hace aún más complejo descifrar cuál será el ritmo de la industria en el próximo año, dijo el directivo en conferencia de prensa.
A la pregunta expresa de EL CEO sobre los desafíos para la industria automotriz ante el entorno macroeconómico global, Rosales Zárate detalló que, ahora, el principal factor limitativo para la compra de un vehículo será la debilidad de la demanda, justamente por la inflación alta.
Esto consume mayores recursos de los ingresos de las familias para hacer frente a sus compromisos de vida diaria, salud y alimentación lo que, a la par de un incremento en las tasas de interés, generará una una mayor restricción en la evaluación para autorizar los financiamientos
señaló el presidente de la AMDA
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‘Freno’ a los créditos
AMDA no descarta que el siguiente año continúe el alza de precios de los vehículos ante la ola global de encarecimiento de materias primas y logística, que si bien es un factor que va paulatinamente a la baja, sigue estando por arriba de los niveles previos a la pandemia.
En ese sentido, detalló que a pesar de que no ha repercutido en la misma proporción que en las tasas de referencia, es evidente el incremento respecto a los niveles de 2021, por lo que la expectativa es que las tasas finales al consumidor para la adquisición de vehículos se aproxime en el primer semestre del próximo año a niveles del 20%.
“Esto por supuesto genera un ‘freno’ en la colocación crediticia, por lo que la perspectiva 2023 es una fase de muy bajo crecimiento respecto a 2022”, precisó.
También agregó que el pronóstico para la venta de vehículos ligeros para el próximo año es “muy conservadora”, lo que en su opinión, coincide con la proyección de analistas del sector privado, fuera del financiero y del automotriz.
Si bien descartó cualquier efecto negativo ante una eventual caída, tampoco prevé un crecimiento superior a un millón 110,000 unidades, aclaró Rosales Zárate.
Puntualizó que ante esa expectativa, el principal factor ya no será la carencia de inventario por la escasez de chips semiconductores, pues paulatinamente se está recuperando la llegada de vehículos para su venta en el país, lo que irá mejorando en los meses subsecuentes.
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Más rentabilidad, menos volumen
En tanto, los fabricantes se están enfocando en tener una mayor rentabilidad más que aumentar el volumen, ante una tendencia de cambio en muchos segmentos, lo que está relacionado directamente con la oferta, comentó por su parte Gerardo San Román, director para Latinoamérica de la consultora Jato Dynamics.
Están prefiriendo vender menos a mejores precios a tener mejores márgenes y lo mismo para los distribuidores: es una ecucación que es conveniente para todos, es una especie de regularizacion a un mercado no regido tanto por un push sino por lo que llamamos un pull
señaló el directivo de Jato Dynamics
Esto, explicó, significa que no se trata de propiciar decisiones anticipadas de compra a través de incentivos ‘sumamente agresivos’ como se venía dando, sino por el contrario, teniendo más elasticidad en cuanto al volumen que debería tener el mercado.
Toda esta nueva perspectiva y ejecuación, en su opinión, dejaría mejores ganancias en todos los aspectos que atraviesan a la industria automotriz.
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