A tres años de que Andrés Manuel López Obrador ganó las elecciones presidenciales, el sector energético ha visto un estancamiento e incluso un retroceso en distintos aspectos del mercado petrolero y eléctrico, debido a la falta de apoyo a inversiones extranjeras y a la decisión de apostar por la “soberanía energética”.

Dicha ideología se ha buscado lograr de la mano de las dos empresas que muestran un fuerte debilitamiento en sus finanzas, ante la falta de una estrategia que garantice su rentabilidad en el mediano y largo plazo: Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE).

Pemex, la petrolera más endeudada del mundo, no ha podido revertir la continua caída en su producción de crudo. Al inicio del sexenio, la producción anual promedio se ubicaba en 2.071 millones de barriles diarios (mbd), mientras que actualmente se ubica en 1.917 mbd, lo que representa una baja del 7.5%.

Como punto de comparación, durante la primera mitad del gobierno de Enrique Peña Nieto, la producción sufrió una baja de 11.1%. La caída total en la producción del sexenio pasado se colocó en 18.73%, mientras que la caída actual se ve disminuida por la presencia de productores privados.

La producción de gasolinas, una de las promesas importantes de la administración, ha visto un alza del 10.6% entre 2018 y 2021, pasando de 207,100 a 229,100 barriles diarios; mientras que la producción de diésel cayó apenas 2.3%, de 116,800 a 114,700 barriles diarios, de acuerdo con reportes de Pemex.

En comparación, entre 2012 y 2015, ambos indicadores vieron una caída de 9%. Sin embargo, la caída más importante se dio en la segunda mitad del sexenio pasado, cuando México perdió 174,000 barriles diarios de producción de gasolina y 145,000 de producción de diésel, es decir, alrededor del 45.7% y 57.6% de su capacidad de producción, respectivamente.

La producción de gasolina en 2018 conllevaba una producción de 0.89 barriles de combustóleo por barril de gasolina; mientras que en 2021, Pemex produce 1.09 barriles de combustóleo por barril de gasolina, lo que refleja un mayor desperdicio de crudo y por lo tanto, un mayor costo por barril de gasolina.

 

Este gobierno prometió dos cosas fundamentales: hacer más fuertes a las empresas del estado y soberanía en materia energética. Las pérdidas de Pemex han alcanzado niveles récord, sin precedentes y está dejando de pagar su deuda, algo que no había ocurrido nunca en su historia. La empresa tampoco ha dado un solo paso hacia la transición energética, y en términos de finanzas ESG está cada vez más alejada del ideal, lo que amenaza a la empresa

 explicó Rosanety Barrios, analista del sector.

 

En 2020, Pemex reportó pérdidas por 480,966 millones de pesos, comparado con 148,600 millones de pesos en 2018. Esto representa un aumento del 223% en las pérdidas anuales de la empresa. Entre 2012 y 2014, Pemex pasó de una utilidad de 4,977 millones de pesos a una pérdida de 263,189 millones de pesos en 2014. Sin embargo, el saldo mejoró durante la segunda mitad del sexenio, tras la Reforma Energética, algo que los analistas dudan que ocurra en esta administración.

 

CFE se concentra  en “control de generación”

La CFE, por su parte, se ha enfocado en “mantener el control de la generación” durante este sexenio, lo que ha llevado a que la Comisión Reguladora de Energía detenga la emisión de permisos para privados.

Víctor Ramírez, analista del sector y vocero de Plataforma México Clima y Energía calculó que la continuación de las subastas de largo plazo hubiera representado una suma de 3.5GW por año a la matriz mexicana. Sin estas, México agregó sólo 17.5GW de 2018 a la fecha. Es decir, de haber continuado las rondas, México habría crecido 50% más su capacidad instalada durante estos dos años y medio.

El crecimiento en la generación durante la primera mitad del sexenio no es comparable con el periodo anterior, pues en ese entonces no existía un marco jurídico que permitiera la participación de privados.

Actualmente, CFE ha logrado mantener una hegemonía en el número de usuarios de suministro básico que atiende. En cuanto a la capacidad instalada a nivel nacional, CFE es dueña del 50%, además de ser cliente único de otro 19% en forma de CFE-PIE.

La red de transmisión creció 1.4% en 2019 y 0.1% en 2020. Esto se debe en parte a la cancelación de tres proyectos prioritarios de transmisión por parte de la administración actual: uno en el noroeste, uno en el centro y sur y uno en la península de Yucatán.

Privados aumentan presencia en el mercado de generación

Los privados han sido capaces de aumentar su presencia en el mercado de la generación durante la primera mitad de este sexenio, a pesar de la política actual, debido a compromisos adquiridos previamente.

De acuerdo con el PRODESEN 2021, la capacidad instalada en México aumentó de 70,053 MW a 89,479 MW entre 2019 y 2021. Es decir, un aumento del 27.7%. Alrededor de 8,000 MW de este aumento corresponden a proyectos relacionados a subastas.

CFE reportó pérdidas por 78,920 millones de pesos en 2020, lo que representa un aumento de 31.6% comparado con las pérdidas por 59,953 millones de pesos reportadas en 2018. Entre 2012 y 2014 las pérdidas de CFE pasaron de 10,496 millones de pesos a 46,832 millones, es decir: un aumento del 374%.

 

A futuro el gran reclamo es que no se está avanzando en transición energética, y eso va a afectar no sólo por razones climáticas y ambientales, sino también por razones económicas. Hay que decir que este rumbo no estaba planeado en la Reforma Energética, pero fue un beneficio colateral que esperemos se retome muy pronto

dijo Ramírez.