Las grandes compañías automotrices en Estados Unidos han luchado contra sindicatos y regulaciones, sin éxito, para mantener abiertas sus fábricas en ese país durante la pandemia de coronavirus. Sin embargo, dos empresas han obtenido el aval de esos mismos sindicatos y no han tenido que detener sus operaciones: Caterpillar y Deere.
Mientras los gobiernos estatales de Estados Unidos comienzan a levantar sus restricciones, las políticas adoptadas por estas compañías podrían proveer algunas pistas sobre como retomar la productividad en un sector que ha estado durmiente.
Ambas empresas han permitido bajas por enfermedad pagadas, y han establecido tomas de temperatura, turnos escalonados y asesoría externa sobre medidas de higiene, todo esto con el objetivo de asegurar la seguridad de los empleados en las líneas de producción.
Las automotrices de Detroit han negociado continuamente con Trabajadores Automotrices Unidos (UAW), sobre cuándo y cómo retomar la producción en Estados Unidos. La UAW ya bloqueó los planes de las marcas de reiniciar labores el 4 de mayo.
Esta semana el sindicato finalmente mostró señales de estar dispuestos a volver a producir en las fábricas de General Motors, Ford y Fiat Chrysler, el próximo 18 de mayo. En contraste, UAW permitió a Deere retomar la producción en dos de sus fábricas a días de haber registrado casos positivos entre sus trabajadores.
Representantes del sindicato atribuyeron la decisión a las políticas de seguridad negociadas con la compañía, las que dictan una estricta implementación de regulaciones prescritas por la agencia de protección a la salud de Estados Unidos y la Organización Mundial de la Salud. Además, el aumento de prestaciones ayudó a cerrar el trato.
El acuerdo entre Deere y UAW compromete a la empresa a pagar bajas por enfermedad durante los 14 días recomendados de cuarentena, incluso para trabajadores que creen que han sido expuestos al virus, pero que no están seguros y no han sido analizados.
Lo que menos queríamos era que individuos se sintieran obligados a venir al trabajo para recibir paga,
dijo un oficial de Deere.
La compañía modificó los horarios para reducir la interacción entre empleados de distintos turnos y contrató a una empresa de higiene industrial para auditar la sanitización en algunas unidades de sus fábricas.
Deere también aumentó la paga de algunos empleados para cubrir retos como el cierre de escuelas y guarderías. Además, eliminó los deducibles para la compra de pruebas de coronavirus para sus empleados.
Deere no hizo comentarios de forma oficial, y citó un periodo de veda previa a la publicación de su reporte de ingresos más tarde este mes.
En las fábricas de Caterpillar, UAW y Acereros Unidos han negociado un paquete similar de prestaciones para sus miembros: baja por enfermedad de hasta dos semanas si tienen instrucciones de aislarse. El beneficio también puede utilizarse para cuidar a familiares inmediatos. Los empleados de producción, además, pueden tomar hasta diez semanas con ⅔ partes de su sueldo para cuidar de sus hijos.
Kate Kenny, vocera de Caterpillar dijo que los beneficios están disponibles para todos los empleados que no puedan trabajar desde casa, y no sólo los trabajadores sindicalizados.
A pesar de que no han detenido producción, ambos fabricantes se han enfrentado a escasez de insumos, baja de demanda y aumento en el ausentismo de los trabajadores. Caterpillar bajó sus ventas en Norteamérica un 20% el pasado marzo.