El impacto que han sufrido los precios del petróleo tras la respuesta mundial al virus del COVID-19, además de la incertidumbre sobre la duración de este, podrían provocar que el gobierno mexicano deje de ver los ingresos petroleros como un pilar de las finanzas públicas, para transitar hacia un nuevo modelo.
“Hay estimaciones que dicen que el PIB en México va a caer hasta el 7%. Esto debe obligar a los gobiernos a pensar en el largo plazo. En un par de meses va a haber terminado esta contingencia sanitaria, pero las repercusiones económicas que va a arrastrar nos van a perseguir muchísimos meses más y la política energética va a jugar un papel importantísimo para la recuperación del país o como un obstáculo que reste a la economía”, declaró Soraya Pérez, diputada federal por el estado de Tabasco y miembro de la Comisión de Energía del Congreso.
La legisladora recordó además que uno de cada tres pesos que gasta el gobierno provienen de Pemex, por lo que si la empresa pasa por un mal momento económico éste golpea también al resto de las finanzas nacionales.
En este sentido, lamentó que no se hayan seguido utilizando “las oportunidades” surgidas a partir del nuevo modelo energético provocado por la reforma al sector.
El momento es crucial en la historia de México, y se trata del segundo colapso en los precios petroleros en los últimos seis años, por lo que se podría tratar de un punto de inflexión para las finanzas públicas debido a la baja recaudación fiscal y la prolongada dependencia en ingresos petroleros, detalló Gabriel Farfán, Consultor en materia de Presupuesto y Gestión Pública del Banco Interamericano de Desarrollo.
“Lo que tenemos ante nosotros podría ser el fin de la era de la renta petrolera como un sostén de las finanzas públicas, y lo que vamos a ver en los próximos meses es la evaporación del proyecto del actual gobierno de considerar a Pemex como palanca del desarrollo y a los ingresos petroleros como una herramienta para financiar el gasto público” dijo Farfán.
El experto también vaticinó que los gobiernos locales, estatales y federales tendrán que enfocarse más en la recaudación a partir de la actividad industrial y económica para reinvertir esos recursos en infraestructura y servicios públicos de calidad, sobre todo dadas las brechas que existen actualmente en esta materia en México.
Régulo Salinas, presidente de la Comisión de Energía de la Confederación de Cámaras Industriales de los Estados Unidos Mexicanos (Concamin), destacó además que estamos atravesando un escenario de recursos limitados que debería priorizar los gastos en proyectos de inversión que resulten rentables a la economía, y externó dudas sobre la viabilidad del Tren Maya y la refinería de Dos Bocas.
Erick Sánchez, Business Developer de IHS Markit, recordó también que los expertos han marcado a 2020 como un año históricamente malo para refinar, y señaló que la baja en los precios del petróleo no son suficientes para mejorar este panorama, pues existen otros costos fijos que se han mantenido e incluso han crecido, en algunos casos.