El presidente Andrés Manuel López Obrador anunció este lunes que Pemex comprará el 50% que no tenía de la refinería Deer Park ubicada en Houston, Texas, por 600 millones de dólares. La adquisición sumará 340,000 barriles diarios a la capacidad de producción del Sistema Nacional de Refinación, pero la nueva infraestructura enfrentará retos para mantener su eficiencia, además de que su compra pone en duda la necesidad de construir la refinería de Dos Bocas.

“Es una medida política extraordinaria y una señal valiosa para el presidente. Se trata de la primera decisión en el sector energético con sentido económico, la cual, sin embargo, pone en tela de juicio la necesidad de construir Dos Bocas, pues el costo de la operación es más o menos la décima parte del costo proyectado para Dos Bocas”, explicó Rosanety Barrios, analista del sector.

Deer Park se encuentra operando alrededor del 88% de su capacidad total, pues la recuperación posterior a la crisis del año pasado aún no está completada. Los expertos coinciden en que uno de los grandes retos de Pemex será mantener la eficiencia que Shell había conseguido durante el periodo en que estuvo encargada de operar este complejo.

“Siempre es mejor cuando tienes socios, una refinería propiedad de dos empresas suele operar mejor que una con un dueño único, incluso si ambas empresas son privadas”, señaló David Rosales, analista del sector.

No obstante, Rosales señaló que la ventaja más grande para la operación eficiente de Deer Park es que “México no es dueño de la regulación en Estados Unidos”, por lo que la refinería aún tendrá que cumplir con ciertas reglas externas en temas de seguridad y derechos laborales.

El otro gran reto de la nueva refinería de Pemex se centra en la toma de decisiones económicas. El presidente dijo que Deer Park asistirá en el esfuerzo para garantizar la soberanía energética, pero los expertos advierten que esta decisión conlleva sacrificios a las ganancias de la compañía.

“La refinería nunca ha alocado su producción a México, y más bien atendía al mercado estadounidense. No sabemos si hay una previsión sobre qué se hará con el nuevo producto, pero si se trae a México espero que no se haga con un precio distinto al del mercado, porque los subsidios cruzados afectarían a Pemex”, advirtió David Rosales, analista del sector.

Barrios recordó además que hoy Pemex pierde en todo su negocio de comercialización de gasolina, debido principalmente a la importación y a la producción excesiva de combustóleo, por lo que no resulta descabellado pensar que Deer Park podría transformarse de una empresa rentable a una empresa perdedora, pues “esa ha sido la lógica económica de la administración”.

Los expertos señalaron que el precio que se pagó por la nueva refinería parece competitivo, y que Pemex la compró en un buen momento para poder aprovechar su producción de gasolina y diésel en el mediano plazo.

La producción actual de Deer Park es similar a la proyectada para Dos Bocas. La posibilidad de mantener dicha capacidad durante un tiempo prolongado dependerá de Pemex, si puede dar mantenimiento a sus distintos equipos, algo que los analistas señalaron como un pendiente que la petrolera mexicana tiene con sus actuales complejos de refinación.