Se espera que la próxima administración federal de Claudia Sheinbaum, muestre un diferenciador frente al liderazgo de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) en temas energéticos. Más de un escenario señala que la nueva presidenta va por las energías renovables.
Sin embargo, la realidad podría ser distinta. De acuerdo con el Plan 100 pasos para la Transformación, una de las principales apuestas de la exjefa de Gobierno es seguir con la explotación de los hidrocarburos.
El plan busca fortalecer a Petróleos Mexicanos (Pemex) como una empresa pública estratégica, “en beneficio de los consumidores domésticos, la relocalización de inversiones y el interés nacional”.
Además, buscan reorientar las actividades de exploración y extracción de hidrocarburos hacia áreas conocidas por su riqueza petrolera y, con ello, maximizar la eficiencia y productividad de los recursos disponibles, asegurando una producción sostenida y rentable.
Claudia Sheinbaum y la rehabilitación de las refinerías
El plan de Sheinbaum incluye continuar con la rehabilitación de las refinerías existentes, como la modernización de las instalaciones en Tula y Salina Cruz con plantas coquizadoras para abatir la producción de combustóleo.
El proyecto también busca aprovechar la construcción de la nueva refinería en Dos Bocas, Tabasco.
Estas acciones tienen como objetivo incrementar la capacidad de refinación nacional y reducir la dependencia de la importación de petrolíferos. Además, se pretende aprovechar la compra de la refinería de Deer Park en Texas.
Sheinbaum fijó la meta de alcanzar una producción diaria de 1.8 millones de barriles de crudo, lo que permitirá reducir o eliminar la necesidad de destinar recursos a la compra de hidrocarburos.
Esta “medida busca no solo alcanzar la autosuficiencia energética, sino también fortalecer la economía nacional y asegurar un suministro constante y estable de energía”.
Sheinbaum también planea invertir en la investigación, desarrollo tecnológico y formación de recursos humanos. Por medio del fortalecimiento y modernización del Instituto Mexicano del Petróleo (IMP).
“Se promoverá la colaboración con universidades, institutos y centros de educación superior para el desarrollo de proyectos que apoyen la transición energética”, se lee en el documento.
La inversión y el impulso a la Petroquímica Nacional, especialmente la producción de fertilizantes, también forman parte del plan. Pretende rescatar y revitalizar complejos como el de Escolín en Poza Rica, que según ella “fueron privatizados y abandonados durante el periodo neoliberal”.
La lucha contra el huachicol de Sheinbaum
El proyecto de la primera presidenta de México, considera una parte crucial en el programa de detonación de hidrocarburos y es la lucha contra el robo, el contrabando y el mercado ilícito de combustibles.
Para Sheinbaum estas actividades delictivas representan pérdidas significativas para el sector energético y para la economía nacional. Por ello, promete destinar especial “atención y recursos para erradicar estas prácticas y asegurar” la integridad del mercado energético.
¿Qué pasa con el gas?
A pesar de que el gas natural también pertenece al sector hidrocarburos, la propuesta de 100 puntos de la excandidata de Morena únicamente señala que se pretende la consolidación del programa Gas Bienestar, que ofrece gas LP a menor precio en los hogares mexicanos.
“Este programa busca aliviar la carga económica sobre los consumidores y garantizar el acceso a energía asequible”.
¿Qué necesita el país para el sector hidrocarburos? Analistas proponen
De acuerdo con el documento Propuestas para la energía que queremos 2024-2030 del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), la apuesta al sector hidrocarburos tiene que seguir a pesar de la transición a las energías renovables.
La razón de apostar por maximizar el valor de este activo es por una perspectiva de equidad intergeneracional.
“Hay que lograr que los ingresos provenientes de la explotación de un recurso no renovable como el petróleo beneficie a las generaciones que vivirán una vez que se agote”, señala el documento.
Por ello, el IMCO propone que la próxima administración federal promueva la colaboración entre Pemex y operadores privados.
Y es que las asociaciones permiten a Pemex diversificar el riesgo operativo y financiero de la exploración de campos y beneficiarse de las capacidades de otros operadores.
Al mismo tiempo, ofrecen a la petrolera del Estado la posibilidad de adquirir capacidades y aprovechar la transferencia de tecnología para explotar yacimientos.
Al igual que el IMCO, el analista energético Ramsés Pech, señaló que hay que rediseñar el funcionamiento del Fondo Mexicano del Petróleo (FMP) para financiar la transición energética.
“Es fundamental replantear el diseño del FMP de tal forma que este acumule una mayor proporción de la renta petrolera del país en beneficio de las generaciones futuras y de la transición energética”.
Ambos coinciden en que se debe desarrollar una estrategia para que las refinerías procesen productos de mayor valor agregado y para reconfigurar las instalaciones para petroquímica.
Por último, se tiene que facilitar el otorgamiento de permisos de importación de combustibles.
Lo que se debe implementar para el gas natural
Recientemente, Fitch Ratings dijo que una de las necesidades que tiene el próximo gobierno federal es establecer infraestructura para el almacenamiento y transporte de gas natural, dada la alta dependencia del país de las importaciones y la proporción significativa de energía generada a partir de esta fuente.
”La dependencia del país del gas natural para más del 60% de su capacidad instalada de energía lo hace vulnerable a escasez y fluctuaciones en los precios del gas natural y los tipos de cambio”, mencionó.
El IMCO indica que el país puede aprovechar las ventajas del gas natural como combustible de transición. También se tiene que desarrollar infraestructura de almacenamiento y de transporte de gas natural.
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