La Comisión Federal de Electricidad aún no ha presentado su reporte financiero, pero éste seguramente reflejará un periodo menos favorable, comparado con 2019. La coyuntura y los recientes cambios legislativos pondrán a prueba la capacidad de adaptación de la compañía para poder satisfacer la demanda futura de energía eléctrica en México.

“CFE no va a quebrar, pero la crisis económica y el COVID-19 van a ocasionar un daño de corto plazo, más evidente en las ventas al sector industrial, aunque aumentarán las ventas a residencial”, explicó René Narváez, especialista en el mercado eléctrico.

Además de las afectaciones por la pandemia, el reporte al primer trimestre de 2020 podría presentar pérdidas considerables, debido a que la compañía realizó movimientos el año pasado que aumentaron sus pasivos comprometidos por créditos.

“Bajó la producción, no los están despachando y encima están gastando en el mantenimiento de la red”, señaló Ricardo Granados, analista de mercados regulados en Ombudsman Energía México.

Los Proyectos de Inversión de Infraestructura Productiva con Registro Diferido en el Gasto Público (Pidiregas) y otros créditos también suman a deudas documentadas hasta 2049, lo que obliga a la compañía a pagar intereses continuamente para evitar que los pasivos aumenten.

Granados también señaló que, debido a que CFE suministro básico no se ha desagregado lo suficiente, termina pagando una proporción muy grande de la garantía de suficiencia de ingresos.

“Se están jalando la cobija el uno al otro entre (CFE) generación y (CFE) suministro básico, intentando cubrir sus obligaciones. Por es normal que no hayan concedido condonaciones en esa coyuntura”.

En el último reporte del año pasado, la compañía reveló un pasivo de 1,500 millones de pesos y un activo de 2,100 millones de pesos. El pasivo que suele recibir más atención es el laboral, pero CFE tiene otros pasivos diversificados, muchos de los cuales aumentaron su carga debido a movimientos en el tipo de cambio.

Narváez destacó que CFE tiene un flujo asegurado y una estructura muy distinta a la de Pemex, lo que le permite tener una mejor situación financiera. Al último trimestre de 2019, la empresa registró ingresos acumulados por 575,000 millones de pesos, un incremento del 5% con respecto a 2018.

El primer año a cargo de Manuel Bartlett también vio un crecimiento de 520% en el rubro de “pasivos por arrendamiento a corto plazo”, para alcanzar los 194,000 millones de pesos.

La visión de la administración, que reclama condiciones desventajosas para CFE, y las acciones que se han tomado para establecer barreras a la entrada, podrían ser una las razones más recientes por las que la empresa no ha desarrollado las cualidades necesarias para enfrentar la libre competencia.

Granados destacó que el documento anual de Cenace sobre los planes de expansión de las redes, admite crisis potenciales debido a la falta de ejercicio de presupuesto para obras que se han identificado desde hace años.

CFE no tiene la capacidad financiera para hacerse cargo de la ampliación de la red y la generación que necesita México en los próximos años, destacó Granados.

El experto señaló que elementos imprevistos como una creciente adopción de tecnología eléctrica en vehículos podría elevar el consumo de tal forma que el sistema nacional podría colapsar. “Parece que CFE jala para su molino y ya improvisará si cambian las necesidades”, advirtió.