El gobierno de Andrés Manuel López Obrador tendrá la última palabra en la gresca que desde finales de 2018 arrancó entre cafeticultores mexicanos y la trasnacional de alimentos Nestlé, luego del anuncio de la instalación de una fábrica en el estado de Veracruz.

La planta no solo fue la primera inversión privada anunciada por la administración de López Obrador –que asciende a 154 millones de dólares en una primera etapa–, sino que habría resultado la pieza final de un “negocio redondo” de Nestlé en el sector cafetalero, apoyado de la mano del gobierno del estado de Veracruz, según los cafeticultores.

A cambio de la fábrica, el gobernador de Veracruz –de extracción morenista–, Cuitláhuac García Jiménez, prometió recursos públicos para incentivar la producción de la especie de café necesaria para la trasnacional y a la que se oponen los pequeños productores: la especie robusta.

García Jiménez también apalabró ayuda en las gestiones para el predio donde se instalará la nueva fábrica.

El jueves 24 de enero, luego de que el asunto escalara en la agenda nacional, cinco principales organizaciones nacionales, estatales y regionales de productores del café lograron que el secretario de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader), Victor Villalobos Arámbula, y la secretaria de Bienestar, María Luisa Albores, se comprometieran a no subsidiar las plantaciones que necesita Nestlé y en contraste apoyar la especie arábica de café, a la que dedican los productores.

La moneda está en el aire: hasta el cierre de este texto, Nestlé continuaba con su proyecto de la fábrica en Veracruz y los recursos públicos para apoyar a las organizaciones de cafeticultores o al gigante de los alimentos aún no se han etiquetado.

Futuras cosechas

El 18 de diciembre de 2018, un anuncio sorprendió a Fernando Celis Calleja, campesino veracruzano y vocero de la Coordinadora Nacional de Organizaciones Cafetaleras (CNOC).

En Palacio Nacional, Andrés Manuel López Obrador, acompañado del representante de Nestlé en México, Fausto Costa, anunció la “buena decisión”de la compañía de alimentos y bebidas más grande del mundo de invertir en una fábrica de café en el puerto de Veracruz, que posicionaría al país como el primer productor a nivel mundial de café para la firma.

Sonriente y codo a codo con el presidente López Obrador, el representante de la firma con más de 2,000 marcas a nivel mundial y presencia en 191 países del mundo, Fausto Costa, adelantó una inversión de 154 millones de dólares para la construcción de la primera etapa de la fábrica de café, acompañada de la creación de al menos 10,000 empleos directos e indirectos.

El acuerdo quedó sellado con un apretón de manos entre el empresario de Nestlé y el primer presidente de izquierda del país. De fondo, una oleada de aplausos por parte de Graciela Márquez, secretaria de Economía; Alfonso Romo, jefe de la Oficina de la Presidencia; y el gobernador del estado, Cuitláhuac García Jiménez, testigos del encuentro.

La  presentación causó sorpresa y posteriormente molestia a agrupaciones de cafetaleros como la Coordinadora Nacional de Organizaciones Cafetaleras: con el apoyo del gobierno estatal, Nestlé aseguraba el “negocio perfecto” en el mercado del café, al incrementar su presencia en cada fase de la producción del aromático.

Competencia desleal

Desde el pasado 27 de diciembre, el gobernador García Jiménez anunció el “apoyo” del estado a los campesinos que “apostaran” por el cultivo de café tipo robusta sobre el arábica, justamente una especie con la  que la trasnacional abastece sus 14 fábricas en México y del que suministraría las 20,000 toneladas de café verde que procesaría su nueva planta de Veracruz.

Cinco organizaciones nacionales, estatales y regionales de productores de café –entre ellos la Unión Nacional de Productores de Café-CNC, Coalición Nacional de Productores del Café (CONAPROCAFÉ), Central Independiente de Obreros Agrícolas y Campesinos (CIOAC)— dijeron en un documento que le hicieron llegar los titulares de Sader y Bienestar, “funcionarios del estado” prometieron un esquema de apoyos fiscales para sembrar hasta 80,000 hectáreas de café, de los cuales 4,000 quintanales serían del tipo robusta.

Según el documento del que tiene copia El CEO y que cafeticultores entregaron en reunión del 25 de enero a Victor Villalobos y María Luisa Albores, el gobierno local también se comprometió a gestionar los predios para la nueva fábrica de Nestlé y a la par buscar “algunas concesiones a los precios”

El gobierno le está ayudando a Nestlé a organizar todo:  les van a buscar los terrenos en Veracruz, van a reunirles a los productores, van a convencerlos  y a organizarlos o a darles subsidios y después negociar los precios con Nestlé dijo Celis Calleja en entrevista.

No solo es eso.

A las facilidades del gobierno para la producción en el campo se suma el papel que ya juega Nestlé en la distribución de semillas de café “de rendimiento y resistentes a las enfermedades”, de tipo robusta, a cafeticultores de México y otros países como Tailandia, Filipinas e Indonesia, según consta en boletines oficiales de la trasnacional.

Desde 2010, Nestlé lanzó en la Ciudad de México el Plan Nescafé, cuyo objetivo principal fue “optimizar la cadena de su suministro de café” por medio de la distribución de hasta 220 millones de plantas de café en varios países, incluido México, así como con la impartición de programas de “ayuda técnica” para el cultivo de sus semillas a cafeticultores.

El doctor Esteban Escamilla Prado, del Centro Regional Universitario Oriente (CRUO) de la Universidad Autónoma de Chapingo, explicó al CEO que desde hace años Nestlé ha realizado mejoramiento genético de la planta de café robusta y ahora dispone de algunos clones.

A diferencia de las plantas normales, explicó el también investigador de CENACAFÉ, los clones se reproducen en forma masiva en laboratorios o cultivo de tejidos, a los cuales los pequeños productores no tienen acceso. “Nestlé reparte la planta, da capacitación sobre cómo reproducirla, lo que lleva a una especie de control de estos materiales por parte de la empresa”, dijo el académico.

Desde 2010 y hasta 2017, Nescafé entregó 16.7 millones de semillas a 16,972 productores mexicanos, “renovando” con ello 7,576 hectáreas de campo mexicano.

También impartieron 50,865 “entrenamientos” en la producción del café, según consta en información disponible en la web sobre la firma.

Por otra parte, destaca la relación cercana que ha mantenido entre Nestlé con el empresario Alfonso Romo.

Según consta en documentos de Grupo Nestlé, AGROMOD –empresa líder en el biotecnología, propiedad del ahora jefe de oficina de la Presidencia– ha colaborado con la trasnacional en “diversos programas de café”.

Apenas en septiembre de 2011, Grupo Nestlé firmó una alianza con AGROMOD y el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) para entregar 30 millones de plantas de café a 20,000 cafeticultores mexicanos, con inversión se estimó en 15 millones de dólares.

A cambio, la firma establecería en México el primer centro Nestlé de propagación masiva de plantas de café en un país productor.

El CEO buscó una entrevista con la empresa, así como un posicionamiento respecto al tema, pero al cierro de la edición no hubo una respuesta afirmativa.

Crisis en los cafetales

Desde hace más de un año, agricultores como Fernando Celis viven los estragos de una crisis mundial que afecta los precios del café arábica.

La caída en las cifras del aromático tocó fondo el pasado agosto, cuando, tras 21 meses de precios a la baja, registró una baja de 22% respecto al mismo mes de 2017, llegando a un promedio de 103 centavos de dólar por libra y un mínimo de 97.2 centavos, según registraron medios internacionales.

Los números rojos orillaron a que en septiembre el Consejo Internacional del Café —organismo que reúne a países importadores y exportadores— pidiera en su 122ª sesión semestral en Londres que gobiernos de los países miembros tomaran acciones para ayudar a la  subsistencia de 25 millones de pequeños productores del grano.

Justamente, ésta es una de las razones por las que organizaciones nacionales, estatales y regionales de productores de café en México han realizado movilizaciones en contra del proyecto que implica la fábrica de Nestlé: temen que el incremento de la especie robusta— que incentiva el gobierno estatal a favor de la trasnacional—  recrudezca aún más la crisis.

Según refirió el vocero de la CNOC, a nivel mundial existe una sobreproducción de café de especie robusta, que abarata  el precio de esta especie, en comparación con la arábica.

Es una producción más barata, que le conviene más a las grandes empresas, pero que al mismo tiempo genera una  competencia desleal porque los productores del tipo arábica no pueden competir con los precios en que se ofertan cafés como Nescafé, de siete pesos el sobre , comentó.

De acuerdo con el académico Prado Escamilla, factores como el cambio climático y la aparición de enfermedades como la roya (2016) han motivado a productores de zonas bajas e incluso de zonas que no eran productoras de café a sembrar la especie robusta en lugar de la arábica.

Actualmente, dijo, la producción de la especie robusta alcanza el 40% y la arábica 60%, cuando hace a penas 30 años la robusta alcanzaba a penas el 25% de la producción total y la arábica dominaba el mercado con 75%

La merma en la producción de arábica no es desconocida para el gobierno federal.

En 2017, la ahora extinta Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA) expuso en su documento Planeación Agrícola Nacional 2017-2030 Café mexicano que la producción de la especie arábica cayó 43.51% en la última década.

El CEO buscó entrevista con los secretarios de Sader, Victor Villalobos Arámbula, y de Bienestar, María Luisa Albores, pero hasta la publicación del texto no hubo respuesta. 

Ante ello, el académico de la Universidad de Chapingo aseguró que si bien el cambio en el tipo de cultivo es una tendencia mundial, el gobierno federal “no debería incentivarlo”.

Sería muy preocupante es que se destinaran recursos públicos para apoyar la producción de robusta siendo que el cultivo que merece mayor atención es la arábica porque se encuentra prácticamente relacionado con los pequeños productores, en su mayoría, campesinas y muchas comunidades indígenas.

Según datos de la propia SAGARPA, el café es considerado un “cultivo estratégico”, cuya producción emplea a más de 500,000 campesinos mexicanos, de 14 entidades federativas –principalmente los estados con mayor rezago económico como Chiapas, Oaxaca, Puebla y Veracruz– y de 480 municipios.

En la declaración que organizaciones de cafeticultores entregaron el pasado 24 de enero, denunciaron que en el sexenio de Enrique Peña Nieto se otorgaron apoyos fiscales a los productores de café robusta, a través del Programa Estratégico para el Desarrollo Rural Sustentable de la Región Sur-Sureste de México, lo que mermó la producción del arábico.

Contrariamente, los cafeticultores señalaron que faltan apoyos para la especie arábiga, incluso, dijeron temer que este año sean nulos, pues para el ejercicio fiscal de este año no se etiquetó una partida específica en el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF 2019). Además, hubo un recorte de 72,125 millones a 65,434 millones a la Sader, en comparación al 2018.

Es lo que más enoja a los productores, Sader dice que no hay apoyos para compensar los precios, entonces ¿cómo salen a decir que le van a dar grandes subsidios a la Nestlé?

Luego de una serie de manifestaciones, cafeticultores lograron un encuentro con Victor Villalobos y María Luisa Albores.

En la mesa de diálogo, que se llevó a acabo el pasado 24 de enero, el gobierno federal y los campesinos pactaron cinco acuerdos, entre ellos, que no se darán subsidios a las nuevas plantaciones de café robusta en Veracruz.

Además, los cafeticultores lograron la palabra del titular de Sader de que obtendrán apoyos fiscales compensatorios para la crisis del café, y 785 millones de pesos para lo de renovación y mantenimiento de cafetales.

Quedaron sobe la mesa la creación de un Instituto Mexicano del Café conforme a lo consensuado en el sector y la creación de mesas de trabajo para debatir temas como la productividad, los precios y la gobernanza.

Esa fue la palabra de los secretarios, habrá que ver al final a quién le dan el dinero.