Brooks Brothers, una de las marcas de ropa masculina más antigua de Estados Unidos, no resistió el embate causado por la crisis de COVID-19 y se declaró en bancarrota.

La empresa fundada en 1818 acarreaba problemas desde años previos; n 2019 comenzó un proceso de venta que no se consolidó, pues tenía una deuda de alrededor de 600 millones de dólares, y a ello se sumó el cierre de tiendas por COVID-19 en Estados Unidos y una baja en ventas.

El suscribirse al Capitulo 11 en Delaware le permitirá seguir operando mientras elabora un nuevo plan de negocio y organiza el pago de sus deuda.

“La compañía enumeró activos y pasivos de al menos 500 millones de dólares y solicitó un préstamo de bancarrota de 75 millones de dólares del fondo WHP Global, propietario de las marcas Joseph Abboud y Anne Klein”, informó Bloomberg.

Brook Brothers empleaba a alrededor de 4,025 personas antes de suspender actividades por la pandemia.

Se consideraba que la marca era el “uniforme” de Wall Street y de aquellas personas que ahora están trabajando desde casa, presumiblemente en pijama.

“Estas marcas de tipo aspiracional pueden esperar un año lleno de baches. La marca Brooks Brothers no ha hecho una transición suficiente para el ocio, la calle y la ropa deportiva”, dijo la analista de Bloomberg Intelligence, Deborah Aitk, quien supervisa el mercado de lujo.

Agregó que aún no se tiene muy claro cómo el trabajo remoto y el regreso a la normalidad en convivencia con el virus modificará las tendencias de vestimenta.

Marcas de ropa sufren la pandemia

Brooks Brothers se suma a la lista de minoristas que se han visto vencidos por la llegada de COVID-19. En mayo, J.Crew, la marca que vistió en algunas ocasiones a la exprimera dama estadounidense Michelle Obama se declaró en quiebra, pues arrastraba una deuda de 1,650 millones de dólares.

Neiman Marcus se declaró en bancarrota el mismo mes, mientras que John Varvatos Enterprises, también del segmento de ropa masculina logró un acuerdo de venta con una filial de Lion Capital para garantizar en el largo plazo la existencia del negocio.

En junio se unió a la lista JCPenney, a la que le fue aprobado un financiamiento de bancarrota de 900 millones de dólares, monto con el cual la cadena de tiendas departamentales podría cubrir los gastos del negocia para seguir operando pese a la bancarrota.