British Petroleum anunció la semana pasada su compromiso de conseguir cero emisiones netas para 2050. Esto quiere decir que la empresa contrarrestará también las emisiones provocadas por los hidrocarburos que produzca, en lo que se ha convertido en la meta más agresiva hasta la fecha y la última en una creciente lista en el sector petrolero.

El año pasado, Shell y Total se adelantaron a la compañía británica e hicieron públicas unas metas mucho más modestas, mientras que Equinor ha estado en constante evolución desde su cambio de nombre en 2018.

La única empresa que iguala las metas de BP es Repsol, la cual tiene un portafolio de operaciones mucho más pequeño.

“El mensaje que envía es que si las otras compañías no hacen algo similar van a quedar aisladas, y van a perder inversionistas y esta cartera que para ellos es muy importante. En esencia yo creo que ese mensaje de cambio es muy claro, sobre todo por la agresividad de los objetivos de BP”, explicó Aban Moreno, maestro en administración de fuentes renovables.

Para Elie Villeda, experto en el sector energético, estas son malas noticias para Pemex, pues la evolución en el mercado podría traer escrutinio a las finanzas y al plan de negocios de la empresa mexicana.

“Algunas calificadoras van a buscar que la continuidad de operaciones de una petrolera sea sustentable, y la presión aumenta si ven que todas las demás compañías se diversifican [a otras tecnologías] y Pemex no lo hace”, señaló.

El anuncio también pone presión a ExxonMobil y Chevron, pues las compañías estadounidenses no han hecho anuncio alguno sobre políticas para mitigar sus respectivos impactos ambientales. Sin embargo, la lentitud de acción podría explicarse como un riesgo calculado para conocer las estrategias de sus competidores y la reacción del sector antes de comprometerse a acciones concretas.

“A las petroleras se les están exigiendo procesos más sustentables en toda su operación. El anuncio de BP sorprende por su magnitud y puede impulsar a otras a tener incrementos anuales con metas específicas en la medida que el plan de BP se estime realista, pero los objetivos difícilmente serán tan agresivos”, dijo Villeda.

El problema principal para todas las petroleras es la dificultad de disminuir sus emisiones manteniendo sus planes actuales e inmediatos de exploración, algo que la mayoría de las compañías han revelado como su objetivo.

Además de los compromisos ya adquiridos, las petroleras continuarán produciendo crudo mientras exista demanda global, sobre todo dado que se trata de su fuente más confiable de ingresos.

“En Estados Unidos tienen el detalle de que el país salió del acuerdo de París, entonces no hay un compromiso como tal más allá de los que adquiera la propia empresa. Seguramente buscarán eficientar estos proyectos y que la exploración sea más avanzada para evitar emisiones innecesarias, pero yo creo que no estamos en el punto en que cambien radicalmente sus planes de negocio”, consideró Alberto Campos, consultor de Edison Energy.

Los expertos concordaron en que el anuncio de BP no se trata del final de la historia, pues será necesario analizar la estrategia mediante la cual buscarán conseguir estos objetivos, además de la línea del tiempo en la que se lograrán, pues la compañía no está obligada por ningún ente específico.