Blue Origin, la compañía espacial de Jeff Bezos, está desafiando formalmente el contrato de aterrizaje lunar por 2,900 millones de dólares otorgado por la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA) a su rival SpaceX, de Elon Musk.
La empresa del también propietario de Amazon presentó una protesta ante la Oficina de Contabilidad del Gobierno federal (GAO, por sus siglas en inglés), acusando a la NASA de ejecutar una adquisición defectuosa para el programa Sistema de Aterrizaje Humano y mover “los postes del arco en el último minuto”, dijo Blue Origin en un comunicado enviado por correo electrónico.
El programa Human Landing System tiene por objetivo la construcción de un módulo de aterrizaje en la luna que pueda llevar astronautas de las misiones Artemis de la NASA.
En el concurso participaron SpaceX de Elon Musk, Blue Origin de Jeff Bezos, y la subsidiaria de Leidos, Dynetics, y aunque se esperaba que la agencia eligiera a dos de los tres equipos, solo SpaceX fue seleccionada, por lo que los otros participantes se inconformaron.
Los reclamos de Blue Origin son principalmente que no permitió competir “ de manera significativa”, después de que “los requisitos de la agencia cambiaron debido a su falta de fondos no revelada y percibida”, ya que la agencia espacial solicitó 3,400 millones para el programa en 2021, pero el Congreso aprobó solo 850 millones.
De acuerdo con The New York Times, Bob Smith, director ejecutivo de Blue Origin, dijo que la decisión de la NASA se basó en evaluaciones defectuosas de las ofertas, juzgando mal las ventajas de la propuesta de Blue Origin y minimizando los desafíos técnicos en SpaceX que ha hecho prototipos espaciales con resultados negativos. También dijo que la NASA había puesto un mayor énfasis en el costo final de lo que dijo que haría.
Dynetics también presentó su protesta el lunes, tras lo cual se notificó a la agencia espacial. “La NASA no puede proporcionar más comentarios debido a un litigio pendiente”, dijo la agencia en un comunicado al NYT.
De acuerdo con el diario estadounidense, la propuesta de Blue Origin fue una colaboración conocida como el Equipo Nacional con tres compañías aeroespaciales experimentadas: Lockheed Martin, Northrop Grumman y Draper. El módulo de aterrizaje que propusieron se parecía un poco a una versión más grande del utilizado para los alunizajes Apolo de la NASA en las décadas de 1960 y 1970.
Su nave espacial New Shepard, probada con éxito, está diseñada solo para viajes cortos suborbitales. Un cohete New Glenn más grande actualmente en desarrollo competirá con SpaceX y otras compañías de cohetes por enviar satélites a la órbita, pero no realizará su vuelo inaugural hasta al menos 2022, dos años después de lo anunciado originalmente.
Mientras que SpaceX propuso adaptar un cohete gigante llamado Starship que está desarrollando para viajes a Marte, prototipos que prueba en su sitio en el sur de Texas, a menudo con resultados explosivos.
Elon Musk reaccionó a las acciones de la compañía con un tuit que decía: “No pudo ponerlo (en órbita) jajaja”.
Can’t get it up (to orbit) lol
— Elon Musk (@elonmusk) April 26, 2021
La selección de la NASA
Un documento escrito por la directora de vuelos espaciales humanos Kathy Lueders describe las razones de la decisión de la NASA, el cual indica que la selección se basó en capacidad técnica, precio y luego calificación administrativa de las empresas.
SpaceX y Blue Origin recibieron calificaciones técnicas “aceptables”, siendo el precio de SpaceX el más bajo “por un amplio margen” y su calificación de administración fue “sobresaliente”, mientras que la administración de Blue Origin fue calificada como “muy buena”, al igual que Dynetics, reportó el NYT.
Además, el comité de selección de la NASA dijo que encontró dos casos de pagos anticipados propuestos dentro de la propuesta de Blue Origin.
La oferta de Blue Origin, era de 6,000 millones de dólares, es decir más del doble del precio de SpaceX. Bob Smith, director ejecutivo de Blue Origin dijo que la NASA negoció con SpaceX el precio de su propuesta, aunque no negoció del mismo modo con los otros dos competidores. Ahora la Oficina de Responsabilidad del Gobierno tiene 100 días para tomar una decisión sobre la protesta.
No es la primera vez que una empresa de Jeff Bezos reclama los contratos otorgados a rivales por parte del gobierno, en 2019 Amazon acudió ante la corte para protestar que el Departamento de Defensa entregara a Microsoft el contrato de diez años para el proyecto JEDI, consistente en mover a la nube información del Pentágono.
Amazon acusó sesgos en el proceso para adjudicar el contrato valorado en 10,000 millones de dólares y el tema se ha mantenido en un limbo legal desde entonces.
Con información de Reuters, CNBC y The New York Times