British Petroleum dijo la semana pasada que México no es el centro de sus planes de crecimiento, y señaló a la India como el mercado más importante para su futuro. La declaración ocurrió durante una llamada con analistas y, si bien contrasta con los testimonios que la empresa dio al entrar al mercado mexicano, también es una muestra de cómo la política energética del presidente Andrés Manuel López Obrador, en especial la referente a la asimetría, afecta la forma en que las empresas transnacionales ven a México.
“Pemex hoy está en plan de ‘yo mando y yo digo’, y no quiere que nadie lo moleste. Cuando públicamente se queja ante el presidente de su regulador, ya perdimos el piso, y es una empresa que se siente más importante que México”, explicó Rosanety Barrios, analista del sector.
Esta modificación representa una nueva arista para los planes no sólo de BP, sino de todas las empresas gasolineras que decidieron entrar a México tras la entrada en vigor de la Reforma Energética. La nueva legislatura, que apoya la preponderancia de Pemex, tiene complicaciones distintas para estas transnacionales, dependiendo del avance de su infraestructura.
“La infraestructura en general representa inversión importante de capital y tiempo para su construcción y para la recuperación de esta inversión. Por lo tanto, una decisión de estas que a la mitad del camino te cambia las reglas es mortal. De ahí que la expectativa sea que la afluencia de inversiones va a disminuir a un gotero formado por las empresas que ya invirtieron mucho y no les queda más que seguir hacia adelante”, advirtió Barrios.
Este flujo de inversiones sufre aún más incertidumbre si tomamos en cuenta que los planes de negocio de estas empresas difieren fundamentalmente del plan de negocio de Pemex, y entran a otras áreas que tienen sus propios obstáculos en México.
“Es importante el punto en el que estamos. BP y muchas de las petroleras están en plan franco de volverse una empresa de energía y no solamente de combustibles. La legislatura no ayuda a que las empresas hagan un plan de cara a la transición energética y no sabemos si estén dispuestas a aguantar al fin del sexenio en estas condiciones”, dijo una fuente que prefirió no ser identificada.
La fuente consideró que estos desincentivos provocarán reducciones a los planes originales para evitar “dolores de cabeza” como consecuencia del marco regulatorio. “Aunque haya oportunidad, con esta incertidumbre cualquier empresa racional la pensaría dos veces”, dijo.
La fuente dijo también que Exxon Mobil y Valero serán de las empresas que menos ajustes realizarán, debido a la gran inversión que ya han destinado a México, y a la importancia de nuestro país en sus planes a corto y mediano plazo.
El resto de las empresas tienen planes de importación e infraestructura, pero la mayoría de ellos comenzó con el desabasto de gasolina de 2019, por lo que no presentan un avance tan importante. Estos planes se plantean a largo plazo, por lo que podrían continuar su desarrollo apostando a estar listos una vez que termine este sexenio.
Barrios destacó que, en el caso de la regulación asimétrica, el proyecto del gobierno federal se basa en la modificación de un artículo transitorio, lo que revela “una técnica jurídica desaseada”, pues se pudo haber decretado el final de la transición en vez de eliminar el artículo.
La experta dijo también que los cambios a la legislatura pueden suavizar la supervisión de la CRE hacia Pemex, pero no así la de la Comisión Federal de Competencia Económica, que ahora tendría todos los argumentos para realizar investigaciones y establecer penalizaciones.