BlackRock, la empresa de gestión de activos más grande del mundo, anunció la semana pasada que dejará de invertir en productores de carbón para generación de electricidad, como parte de un plan para realizar inversiones con un menor impacto negativo en el medio ambiente.
Sin embargo, expertos advierten que la decisión no es puramente altruista y que el impacto podría resultar contenido o, al menos, que no será inmediato.
La compañía estadounidense ha declarado que el cambio climático será un pilar de su misión y su estrategia corporativa, en lo que el New York Times describió como “(un movimiento) que podría cambiar la forma en que América hace negocios y poner presión a otros grandes gestores a seguir su ejemplo”.
La decisión va en línea con la postura de muchos países en temas de eficiencia energética, además de la creciente demanda social para realizar cambios sustanciales, consideró Paul Sánchez, director de Ombudsman Energía México.
“Sin embargo, los fondos de inversión no se mueven por la buena voluntad, sino por índices de retorno y comisiones. La energía limpia representa un retorno estable no hoy, sino en los próximos 20 años”.
En la última década, BlackRock ha perdido alrededor de 90,000 millones de dólares. De acuerdo con un estudio del Instituto de Análisis Económico y Financiero de la Energía (IEEFA), la mayoría de estas pérdidas fueron responsabilidad de compañías petroleras.
BlackRock justificó las pérdidas explicando que sus fondos realizan un seguimiento de los índices de inversión controlados por terceros, lo que significa que no elige compañías individuales para respaldar. Esto provocó que la IEEFA pidiera a la empresa proponer su propio índice, lo que aún no ha ocurrido.
La medida tangible más radical propuesta por la compañía está dirigida a la industria del carbón, en parte debido a que BlackRock posee alrededor de 2.1 millones de toneladas de reservas de carbón, explicó Víctor Vidal Mayo, analista de mercados energéticos.
Aunque las medidas parecen estrictas, sólo afectarán a empresas que obtienen más del 25% de sus ingresos a través de la venta de carbón, por lo que grandes empresas mineras más diversificadas podrían salir bien libradas. Esto ha llevado a críticas hacia el débil fondo de la iniciativa y lo convencional de sus posturas.
El cambio de estrategia podría también haber ocurrido para extender el área de influencia de la compañía más allá de donde tiene poder de decisión dentro de los fondos, consideró Luis Aguirre, director de GreenMomentum.
“Hay empresas de otros sectores que quieren entender qué tan seria es la postura, porque la carta parece dirigida al consejo de administración de varias empresas y fondos, y creo que va a despertar mucho movimiento”.
Diana Best, estratega en jefe del Proyecto Sunrise, una ONG dedicada al combate al cambio climático, dijo a Axios que la decisión de BlackRock es un buen comienzo, pero recordó que la compañía sigue siendo uno de los mayores inversionistas en combustibles fósiles.
Larry Fink, CEO de BlackRock justificó su postura argumentando que actualmente no existe un sustituto eficiente para algunos de los usos de hidrocarburos.
Sin embargo, el cambio sí tendrá un impacto positivo a mediano plazo: la compañía seguramente retirará inversiones a empresas carboníferas como China Shenhua, China National Coal, Peabody Energy, Arch Coal Inc., Contura Energy y Adani Enterprises, que se encuentran entre las más contaminantes del mundo. Sánchez resaltó también que, si más empresas siguen el ejemplo, el éxodo de inversiones en el sector de combustibles fósiles podría impulsar la transición energética a nivel mundial.