La Bolsa Mexicana de Valores está al tanto de que los grandes inversionistas institucionales están realizando procesos de desinversión de activos altos en emisiones, considera el director de MéxiCO2, Eduardo Piquero.

La vulnerabilidad del territorio mexicano hace que la respuesta oportuna de las empresas a los riesgos medioambientales se vuelva un elemento fundamental para valuarlas.

“Los riesgos de disponibilidad de agua para las empresas de agroalimentos, de servicios, o de transformación es un riesgo grande que tiene que asegurarse por los próximos años”.

La variedad de consecuencias del cambio climático, como huracanes y alza en las temperaturas, impacta también a otros sectores como el turismo o la generación de energía, por lo que una empresa preparada para estos riesgos puede resultar más valiosa para los inversionistas.

Estos cambios se traducen en lo que el directivo llama “una enorme revolución tecnológica y financiera”.

En países como Estados Unidos, los inversionistas también se retiran poco a poco de las inversiones altas en carbono, además de que las energías renovables son cada vez más competitivas: con caídas de precios de instalación y operación superiores al 80%.

“La edad de piedra terminó, pero las piedras siguen ahí”, dijo.

MéxiCO2, por su parte, es una empresa subsidiaria del Grupo Bolsa Mexicana de Valores que tiene como misión el impulso a los mercados ambientales en el país y a los instrumentos financieros para hacer frente a los riesgos del cambio climático.

Con este objetivo participaron en la conformación del Consejo Consultivo de Finanzas Verdes, que pronto será lanzado oficialmente y que está encabezado por Afore Sura, Afore Citibanamex y Afore 21 Banorte.

El Consejo cuenta con representación de todo el sector financiero mexicano y su meta es “el enverdecimiento del sistema financiero a través de productos que hagan frente al cambio climático y que sirvan para financiar los proyectos que se necesitan para enfrentar al riesgo y transicionar a una economía más baja en carbono”.

El Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial han anunciado que estudian la forma de dar más peso a las implicaciones medioambientales en sus estimaciones de riesgo, y este no es un fenómeno aislado, sino parte de una tendencia que incluye a otras organizaciones y bancos multilaterales de desarrollo como el Banco Interamericano de Desarrollo y otros bancos regionales.

Esto es una macrotendencia mundial de incorporar los riesgos ambientales, específicamente los relacionados al cambio climático, a las calificaciones crediticias de empresas, países, estados y ciudades(…) Ha habido un aumento en la cantidad de efectos relacionados con el cambio climático y México es uno de los países más afectados por ello

Eduardo Piquero, director, MéxiCO2

Calificadoras como Standard & Poors han dicho que el próximo año incorporarán a sus calificaciones crediticias, tanto de empresas como del sector público, la solidez de las estrategias implementadas para combatir el cambio climático.

Piquero señaló que la atención a este problema es cada vez más extensa, e incluso la comparó con el combate a la corrupción en la década de los 90.

Uno de los instrumentos más exitosos en México han sido los bonos verdes, que ya han tenido 20 emisiones con una buena respuesta de los inversionistas. El directivo consideró que se trata de una figura innovadora que todavía podría ser utilizada para financiar diversos proyectos a nivel estatal.

Los bonos verdes que se han ofertado en México han demostrado que el apetito de los inversionistas crece año con año: a pesar de los factores exógenos, todas las emisiones han sido sobre-demandados, algunos de ellos en un 400%.

El Gobierno Federal ya prepara la emisión de un bono verde soberano para 2020.