El 737 MAX 10 de Boeing, el más grande de la familia de aviones de un solo pasillo del fabricante estadounidense, despegó este viernes en su vuelo inaugural, un paso más en la recuperación de los problemas de seguridad que dejaron un modelo más pequeño en tierra.
El avión partió en la mañana del aeropuerto municipal de Renton, cerca de Seattle, bajo un cielo azul despejado, abriendo lo que serán meses de pruebas y certificaciones de seguridad antes de que entre en servicio en 2023.
En un inusual cambio de las relaciones públicas que rodean a los primeros vuelos, el evento se mantuvo deliberadamente discreto, ya que Boeing trata de sortear las crisis superpuestas causadas por los 20 meses de inmovilización tras dos accidentes y la pandemia del COVID-19.
El 737-10 de Boeing, de 230 asientos, está diseñado para cerrar la brecha entre su 737-9, de 178 a 220 plazas, y el A321neo de Airbus, de 185 a 240 plazas, que domina la parte superior del mercado de aviones de cabina estrecha, que supone unos 3.5 billones de dólares en negocios en 20 años.
Sin embargo, la oportunidad de mercado para el 737 MAX 10 se ve limitada por el alcance del avión, que es de 3,300 millas náuticas (6.100 kilómetros) y no llega a las 4.000 millas náuticas del A321neo.
Además, Boeing debe completar la certificación de seguridad del avión en un contexto normativo más estricto, después de que dos accidentes mortales de una versión más pequeña del 737 MAX dejaron en tierra el modelo durante casi dos años, con una prohibición de seguridad aún vigente en China.
Boeing ha llevado a cabo cambios de diseño y de alineación en la familia MAX, que volvió a operar en Estados Unidos en diciembre.
El MAX 8, más pequeño, es el avión que más rápido se vende de Boeing. La lentitud de las colocaciones de los modelos MAX 9 y 10 ha puesto a Boeing en desventaja frente al A321neo.