Las dos economías más importantes de América Latina quieren atraer inversiones y, aunque la balanza se inclina a favor de México, el riesgo país de éste se ha acelerado en los últimos días.
México, aunque tiene sólidos números en materia macroeconómica –lleva 35 meses consecutivos de crecimiento– ha enfrentado días complicados. La decisión de no seguir con la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) en Texcoco fue el catalizador para una depreciación acelerada del peso ante el dólar y una baja en los principales índices accionarios del país.
El riesgo país de México, medido a través de los Credit Default Swaps (CDS) a cinco años, subió a 144.83 puntos base este martes, el nivel más alto desde junio del 2018. El CDS es un instrumento que tiene como objetivo asegurar el pago de un bono emitido por empresas o estados.
Lo que marca el comportamiento de los CDS es que las percepciones de riesgo empiezan a aumentar para México.
Contrario a esto, las últimas jornadas han favorecido a Brasil. Paradójicamente, aunque su próximo presidente, Jair Bolsonaro, es considerado como un fascista por los intelectuales latinoamericanos, ha presentado a un equipo económico que ha sido bien calificado por los mercados.
“Curiosamente, las dos economías más grandes de América Latina están yendo en direcciones opuestas”, dijo Marco Oviedo, economista en jefe para América Latina de Barclays.
Los CDS de Brasil ubicaron en 208.66 puntos base este martes y pese a que los CDS mexicanos se encuentran por debajo, la diferencia entre unos y otros se ha reducido; se encuentran en su punto más estrecho desde mayo de este año.
“Además, si se quiere tener exposición a mercados de América Latina, Brasil comienza a sonar como opción”, comentó dijo Jonathan Zuloaga, asesor macroeconómico y de mercados de Columbus de México
La relación entre los CDS y el tipo de cambio es positiva. Cuando la prima de un CDS crece, el peso tiende a depreciarse. Este fenómeno es causado en parte a que, ante un mayor costo de cobertura, menos inversionistas quieren adquirir bonos del gobierno mexicano.
Aumenta presión en deuda mexicana
La deuda mexicana tampoco ha visto buenas sesiones. El precio del bono mexicano a 10 años (M10) cayó 2.10% en las últimas dos sesiones a 92.87 pesos. En el mismo lapso, la tasa que tiene que pagar el instrumento mexicano aumentó 34 puntos base a 8.697%. Una menor demanda por instrumentos de deuda (como los bonos) obliga a bajar su precio y aumentar su rendimiento.
Como otro punto de presión, el diferencial entre los bonos M10 con sus similares estadounidenses ya superó los 550 puntos base. “Esto puede significar una referencia importante de un tema de mayor percepción de riesgo local de lo que habíamos visto en los últimos meses”, dijo Zuloaga.
Brasil pasa por otro momento. Después de atravesar por años de recesión económica y crisis política, el país sudamericano parece estar listo para salir adelante.
El domingo pasado, Bolsonaro fue electo presidente y, aunque es una persona poco ortodoxa, su equipo de trabajo trae políticas amigables con el mercado.
Retomar el tema de reforma de pensiones, autonomía del banco central, estrategia clara con el uso de reservas, privatizaciones y concesiones, entre otras, gusta entre inversionistas. “Eso ha apuntalado que el riesgo de Brasil disminuya, al menos de momento”, comentó Oviedo.
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