El último mes ha sido fatídico para las personas que invierten en acciones. Sin importar a qué mercado se voltee, los principales índices accionarios presentan bajas de doble dígito y el mensaje que mandan a todos los mexicanos, sin importar si invierten o no en bolsa, es el mismo: se avecinan tiempos difíciles.

La rápida propagación a nivel mundial del COVID-19, nombre científico del coronavirus de Wuhan, y la guerra de precios del petróleo desatada por Arabia Saudita y Rusia provocaron que, en un mes, el Dow Jones cayera 31% y el IPC, de la Bolsa Mexicana de Valores, bajara 22%.

Las Bolsas de Valores pueden interpretarse como un adelanto de lo que pasará en la economía real. Cuando los índices accionarios avanzan, generalmente es porque proyectan que las empresas venderán más y tendrán más utilidades.

Si bien es normal ver ciclos bajistas y alcistas, algunos ciclos bajistas pueden representar -no solo una corrección sana- sino que pueden adelantar una recesión económica, dijo Iván Santiago, director general y de Inversiones de BlackBull Advisors.

En una recesión, el consumo y la inversión disminuyen, mientras que el desempleo aumenta.

Actualmente, las empresas han empezado a reflejar en sus estimaciones, escenarios de debilidad económica. La caída en sus utilidades futuras y ventas incidirán en sus planes de inversión y de contratación. Las estimaciones apuntan a mayores tasas de desempleo

dijo Jonathan Zuloaga, asesor macroeconómico y de mercados de Columbus de México.

Instituciones como Bank of America-Merril Lynch, Credit Suisse y Barclays esperan que la economía mexicana se contraiga 4.5, 4 y 2% respectivamente, en 2020. Banco de México estima un rango de crecimiento de 0.5 a 1.5%.

Otro impacto

Mientras las instituciones publican sus estimados, algunos efectos se empiezan a materializar en el ahorro de los mexicanos.

Buena parte de los mexicanos invertimos, de forma indirecta, en los mercados financieros a través de las Afores. Por lo que nuestro ahorro para el retiro podría presentar minusvalías debido a los movimientos del mercado

dijo Santiago.

Al cierre de febrero había 66.3 millones de cuentas administradas por las Afores.

Las caídas no han sido exclusivas de las acciones. Los inversionistas han abandonado posiciones de bonos de países emergentes, como es el caso de México.

Las Afores tienen invertidos 53.7% de sus activos en bonos gubernamentales mexicanos y 18.7% en acciones nacionales y extranjeras.

En febrero, justo cuando el temor de los inversionistas aumentaba, las Afores presentaron minusvalías por primera vez desde noviembre de 2018. La baja registrada fue de 0.9%, equivalente a 36,575 millones de pesos. Los activos bajo administración sumaron 4.03 billones de pesos.

El impacto en las Afores se verá de lleno en los datos de marzo. Una minusvalía de doble dígito me parece asequible

comentó Zuloaga.

Un recuerdo cercano

El recuerdo más fresco de bajas pronunciadas de los índices fue en 2008, poco antes de que estallara la crisis mundial. Las preocupaciones de que el sistema financiero estadounidense presentaba fallas graves hicieron que los inversionistas vendieran sus posiciones de activos volátiles, como acciones. En el primer semestre de ese año, el Dow Jones cayó 14.44%.

Para el segundo semestre, Lehman Brothers quebró y fue seguido por varias instituciones financieras, lo que provocó una crisis severa en el sistema, no solo estadounidense, sino mundial. En la segunda parte del año el Dow Jones bajó 22.68%.

Y en todo 2008, el Dow Jones se derrumbó 33.84%, aunque el impacto en la economía se empezó a hacer claro ese mismo año, para 2009 el Producto Interno Bruto de Estados Unidos se contrajo 2.54%.

En México, el IPC cayó 24.23% en 2008 y, un año después, la economía se redujo 5.29%.