Este viernes, el WTI de Estados Unidos logró su mayor ganancia semanal desde octubre de 2020, impulsado por las expectativas de una recuperación económica más rápida y en reducciones a los suministros de la OPEP y sus aliados.
Respecto al viernes pasado, el WTI se disparó 9%, mientras que el crudo Brent del Mar del Norte avanzó 8%, según datos de MarketWatch.
El Brent para entrega en abril ganó 0.9%, a 59.34 dólares por barril, luego de tocar un máximo 59.79 dólares durante la jornada, nivel no visto desde el 20 de febrero del año pasado.
El contrato de marzo del WTI de Estados Unidos, 1.1%, para ubicarse en 56.85 dólares, su precio más alto desde el 22 de enero de 2020.
Las condiciones siguen siendo favorables para los mercados petroleros. El petróleo debería encontrar muchos compradores dispuestos a cualquier caída material
dijo Jeffrey Halley, analista de la corredora OANDA
La última vez que el Brent cotizó en 60 dólares, la pandemia aún no se había afianzado, las economías estaban abiertas y la gente podía viajar libremente, lo que significa que la demanda de gasolina, diésel y combustible para aviones era mucho mayor.
Sin embargo, el lanzamiento de las vacunas COVID-19 está alimentando las esperanzas de que se alivien los cierres, lo que incrementa la demanda de combustible. Pero incluso los optimistas de la demanda como la OPEP no esperan que el consumo de petróleo vuelva a los niveles previos a la pandemia hasta 2022.
El petróleo también extendió sus ganancias por los recortes de suministros de los principales productores.
La OPEP y sus aliados se comprometieron a seguir implementando su acuerdo sobre cuotas de bombeo el miércoles. Los recortes de suministros a niveles récord de la OPEP+ han ayudado a elevar los precios del barril desde mínimos históricos.
En otro asunto que impulsa al mercado, los reportes semanales mostraron una caída de los inventarios de Estados Unidos a mínimos desde marzo del año pasado, lo que sugiere que el acuerdo de la OPEP+ para evitar una acumulación significativa de existencias está funcionando.
El plan de ayuda fiscal por el COVID-19 del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ganó impulso este viernes después de que el Senado aprobó por estrecho margen un programa presupuestario que permite a los demócratas aprobar el proyecto de 1.9 billones de dólares, con o sin apoyo republicano.
Un nuevo paquete de estímulos fiscales ha sido esperado por el mercado desde que el expresidente, Donald Trump, tenía el control de la Casa Blanca. El gasto mayor ayudaría a acelerar la recuperación de la economía, y por lo tanto, de la demanda de combustibles.
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Los petroprecios tomaron impulso ante la debilidad del dólar, que retrocede en la jornada frente a una canasta de monedas, luego de tocar su nivel más alto desde diciembre el jueves. Un dólar débil hace más atractivas a las materias primas que cotizan en la moneda, como el crudo.
Con información de Reuters