Los precios del petróleo terminaron el mes con caídas, en medio de un aumento de casos de COVID-19 que limita la recuperación de la demanda mundial de combustibles.
En el cierre de septiembre, el WTI perdió 5.6%, su primera baja mensual desde abril, cuando cayó en territorio negativo por primera vez en su historia. El Brent marcó su primera caída desde marzo, al retroceder 9.6%.
Respecto al martes, el contrato de noviembre del WTI de Estados Unidos avanzó 2.4%, a 40.22 dólares por barril, y el crudo Brent del Mar del Norte perdió 0.2%, a 40.95 dólares, de acuerdo con datos de MarketWatch.
El Brent para entrega en noviembre expiró al final de la sesión, por lo que el contrato de diciembre se convirtió en el más negociado.
Los referenciales se vieron presionados después de que el número de muertes por coronavirus superó el millón a escala mundial, de acuerdo con datos de la Universidad Johns Hopkins, tras haberse duplicado en tres meses.
“El creciente número de casos de COVID-19 sigue haciendo saltar las alarmas sobre la demanda energética”, dijo Avtar Sandu, de Phillip Futures.
En tanto, el yacimiento petrolero libio de Sarir, que estaba produciendo más de 300,000 barriles por día el año pasado, reanudó su producción tras un bloqueo de ocho meses, situación que pone presión sobre los petroprecios.
La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y sus aliados, un grupo conocido como OPEP+, podría mantener los recortes de producción a inicios del próximo año, de acuerdo con fuentes consultadas por Reuters.
Desde agosto, el grupo recorta 7.7 millones de barriles por día con el propósito de regular la oferta de crudo en el mercado y contrarrestar la sobreproducción de algunos países. De mayo a julio, la OPEP+ recortó 9.7 millones de barriles diarios.
Las previsiones para la recuperación son pesimistas, pues la mayoría de las grandes agencias y empresas de trading pronostican que la demanda tardará años en recuperarse, al igual que los precios.
El mercado ha seguido de cerca las cifras de inventarios de crudo en Estados Unidos para evaluar un potencial exceso de oferta.
Datos de la Administración de Información de Energía (EIA, por sus siglas en inglés) mostraron que las existencias de crudo disminuyeron en dos millones de barriles durante la semana pasada. Analistas esperaban un aumento de 1.6 millones.
No obstante, las existencias de gasolina subieron en 683,000 barriles, frente a las perspectivas de una caída de 1.1 millones.
Las grandes petroleras buscan reducir sus costos de operación debido a la débil demanda. Marathon Petroleum -la mayor refinería de Estados Unidos- y Shell planean recortes de personal.
Con información de Reuters