En 30 años, una persona nacida en México después de 1985 tiene 41.1% de probabilidades de vivir en condiciones de pobreza como adulto mayor, de acuerdo con un estudio de la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS) publicado en 2018.
La falta de ahorro, los salarios precarios, la informalidad y la pérdida de poder adquisitivo son algunas de las razones que pueden llevar al país a que, en el 2050, vivan en condiciones de pobreza más de 10 millones de mexicanos de 65 años o más.
En este contexto, el gobierno federal presentó el martes un plan para impulsar al sector financiero y uno de los puntos que contempla es dar más flexibilidad al régimen de inversión de las Afores para que puedan obtener mayores rendimientos a largo plazo.
De lo que están hablando es de dar mayor libertad a las Afores para que utilicen el ahorro de las cuentas para el retiro para inversiones en instrumentos de renta variable (como acciones) con un mayor nivel de exposición, pero con una visión de mediano y largo plazo
dijo Pedro Tello, analista de temas económicos y financieros.
Las Administradoras de Fondos para el Retiro (Afores) son instituciones financieras privadas que gestionan los ahorros de los trabajadores afiliados al IMSS y al ISSSTE.
Hasta el momento, 69% del total invertido por las Afores se enfoca a deuda privada nacional y deuda gubernamental, es decir, 2.26 billones de pesos, de los 3.28 billones de pesos de activos bajo administración a noviembre.
El plan del gobierno federal también busca que las Afores inviertan más en proyectos de infraestructura productiva. Adicionalmente, incorporará gradualmente un segundo componente que premie el rendimiento de largo plazo que generen a favor de los trabajadores.
“Mientras se les permita (a las Afores) invertir más en valores extranjeros y en otros instrumentos que se van inventando, pueden diversificar más su portafolio de inversión. Hoy en día en México, a pesar de que se ha avanzado, es muy restrictivo en qué pueden invertir”, dijo Jorge Sánchez Tello, director de Investigación Aplicada de la Fundación de Estudios Financieros.
Ampliar el abanico de inversiones
Los últimos años se han creado instrumentos para que las Afores puedan diversificar sus inversiones, sobre todo con exposición a infraestructura como Fibras, Cerpis, CKD, entre otros. A noviembre, solo el 8.5% del portafolio de las Afores –alrededor de 280,000 millones de pesos– tenía exposición a esta clase de instrumentos, de acuerdo con datos de la Comisión Nacional de Ahorro para el Retiro (Consar)
Los rendimientos históricos de las Afores, desde julio de 1997 al cierre de noviembre 2018, fueron de 4.3% real, de acuerdo con información de Asociación Mexicana de las Afores (Amafore).
El rendimiento de un dígito –que puede ser insuficiente para dar un retiro digno a las personas– se junta a una dura realidad: el mexicano no está interesado en buscar un futuro financiero que le permita una vejez digna.
Según una encuesta del Gabinete de Comunicación Estratégica, en el 2016, 58.3% de los encuestados pensaba “poco o nada” en su retiro y 62.8% respondió no contar con una Afore.
Algunas de las razones por las que ahorrar se volvió complicado responde a la pérdida de poder adquisitivo. En las últimas dos décadas se redujo 72%, así como el alto nivel de personas que trabajan en la informalidad; de 54 millones de trabajadores, 30 millones no cotizan ni en el IMSS ni en el ISSSTE.
“No podemos aspirar a la inclusión financiera si no tenemos una economía capaz de formalizar el empleo y si no tenemos un sistema bancario que sea capaz de avanzar hacia la formalización del ahorro, del crédito y de los mismos procesos y proyectos de inversión”, comentó Tello.
La verdad, no ahorramos voluntariamente
De enero del 2017 a noviembre del 2018, el ahorro voluntario alcanzó una cifra de 14,100 millones de pesos, equivalente al 0.43% del total que administran las Afores.
“Hoy en día, podemos ahorrar voluntariamente en nuestras Afores en cualquier tienda de conveniencia de las esquinas, la pregunta es ¿cada cuánto lo hacemos?”, comentó Sánchez Tello.
Ante la falta de ahorro voluntario existe una alternativa, que aumente el ahorro obligatorio de 6.5 al 14%, el cual se descuenta del sueldo del trabajador. Si se aumenta, una persona que gana 10,000 pesos al final de su etapa laboral podrá recibir una pensión de hasta 8,000 pesos; ahora su pensión es de 2,800 pesos.
El incremento en la cotización obligatoria puede ser gradual y vinculada a aumentos salariales, de tal manera que el trabajador no vea reducido su ingreso disponible, de acuerdo con un estudio de la OCDE.
Según los cálculos de la OCDE, una tasa de contribución obligatoria de 6.5%, en el mejor de los casos, puede llevar a una tasa de reemplazo, es decir, el porcentaje de su último sueldo con el que el trabajador se pensionara, de apenas 26%.
“México tiene que ‘meter el acelerador a fondo’, de lo contrario cualquier proyecto de esta naturaleza –como el anunciado el martes– difícilmente va a poder materializarse para el crecimiento de la economía”, dijo Tello.