Las decisiones controversiales y la injerencia sobre la política monetaria por parte del presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan han arrastrado a la lira turca en los últimos tres años; incluso, se ha ubicado en mínimos históricos frente al dólar y el euro.

De 2018 a lo que va de 2021, la lira acumula una depreciación de 43.4%, con lo que se coloca como la segunda moneda emergente con la caída más pronunciada en el periodo, por debajo del peso argentino, que se deprecia 62%, de acuerdo con datos de Bloomberg.

Este lunes, la divisa cerró en 9.3344 unidades por dólar y frente al euro se ubicó en 10.8491 enteros. En la jornada tocó los peores niveles intradía de toda su historia. 

La caída en picada de la lira comenzó en 2018, cuando Erdogan aprobó un decreto que le facultó para designar o destituir a miembros del banco central. En julio de 2019, destituyó al entonces gobernador del ente monetario, Murat Cetinkaya y nombró en su reemplazo al vicegobernador, Muray Uysal.

Esto se debió a la visión del presidente turco sobre la política monetaria, pues considera que las altas tasas de interés causan el repunte de la inflación, algo que es totalmente opuestos al consenso financiero y la ortodoxia económica.

El problema de eso, como sucede en cualquier economía emergente que está sujeta a flujos internacionales, es que generas desconfianza, aversión al riesgo y los capitales se van. Eso ha contribuido a que la lira tenga estos episodios de fuertes depreciaciones

expuso James Salazar, subdirector de análisis económico de CI Banco

Los episodios de volatilidad recientes se producen luego de que la semana pasada Erdogan destituyó a dos subgobernadores y un antiguo miembro del comité de política monetaria que se opusieron a la decisión de bajar la tasa de referencia en 100 puntos base en septiembre, a pesar de que la inflación del país se ubica en 19.58%, muy por encima del objetivo del banco central de 5%.

Las últimas salidas allanan el camino para una mayor flexibilización por parte del banco central en la decisión que tomará el jueves de esta semana, en la que se espera otro recorte a la tasa, que pasaría de 18% a 17%, según las proyecciones de analistas.

No es la primera vez en este año que el presidente de Turquía agita a los mercados financieros. En marzo despidió a Naci Agba, quien era gobernador del banco central, apenas días después de subir la tasa de referencia en 200 puntos base para controlar las presiones inflacionarias.

En esa ocasión la lira se desplomó y la bolsa de Estambul sufrió su caída más profunda desde junio de 2013. El lunes el BIST 100 cerró en 1,417.70 puntos y en el año registra un retroceso de 4%, mientras que en el mismo lapso la lira es la moneda emergente más depreciada, seguida del peso argentino, el peso chileno, el baht tailandés y el peso colombiano.

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Trump también agitó la lira turca

Salazar añadió que otro factor de presión sobre la lira en años recientes fue la decisión del expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, de imponer aranceles a Turquía tras la detención en 2016 de Andrew Brunson, un reverendo estadounidense que fue acusado de formar parte de un grupo terrorista armado.

El encarcelamiento de Brunson se produjo en medio de una ola de detenciones después del fallido intento de perpetuar un golpe de estado contra Erdogan, durante el mismo año.

También influyen las tensiones geopolíticas en Siria, en particular en Afrin, donde las fuerzas turcas y sus grupos afines tomaron el control en marzo de 2018. Esta zona suele ser el escenario de ataques atribuidos por Ankara a milicias kurdas.

Monedas de Latinoamérica, las más presionadas

Junto con la lira turca, el peso argentino, el real brasileño, el peso chileno, el sol peruano y el peso colombiano son las divisas emergentes con las mayores depreciaciones desde 2018, situación que se atribuye a factores políticos y económicos internos.

La magnitud de las depreciaciones depende de los factores internos, tiene que ver con la política económica. Se van generando golpes sobre la confianza de un país, hasta que llega un punto donde no es una u otra decisión sino un conjunto de decisiones

comentó Gabriela Siller, directora de análisis económico de Banco Base

En América Latina se han vivido cambios de gobiernos que provocaron una mayor aversión al riesgo sobre los países. Por un lado, Alberto Fernández, un político de izquierda, se convirtió en presidente en 2019, pero sus decisiones no han logrado sacar a Argentina de la crisis económica en la que está sumida desde hace décadas y que han reducido el valor de su moneda.

Mientras que en Brasil, Jair Bolsonaro, un político de ultraderecha y exmilitar, ganó las elecciones en 2018, con un buen recibimiento de la población que se ha deteriorado por los escándalos de corrupción que lo envuelven.

En Chile y Colombia se desataron crisis sociales causados por la implementación de políticas gubernamentales, y en Perú ganó la presidencia este año Pedro Castillo, cuya llegada es vista con escepticismo por grupos empresariales e incluso provocó el recorte a la calificación crediticia del país de las agencias S&P y Fitch.

México no es la excepción, pues las iniciativas propuestas por el presidente Andrés Manuel López Obrador a casi tres años de gobierno, también han provocado la pérdida de confianza, así como la salida de capitales extranjeros del país, explicó Siller.

Los especialistas consideran que las monedas de economías emergentes acabarán el año con depreciaciones debido a que el dólar se fortalecerá en el mercado internacional una vez que la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) inicie la normalización de su política monetaria, al reducir de forma gradual las compras mensuales de bonos.