Entre el 24 y el 29 de octubre de 1929, los mercados accionarios de Estados Unidos vivieron los días más negros de su historia. Fue una semana turbulenta para empresarios, banqueros y gobierno que terminó con la prosperidad que imperaba en la economía estadounidense desde años antes y que marcó el inicio de la Gran Depresión.

La caída de la Bolsa de Nueva York se dio luego de casi dos meses de una ‘montaña rusa’ accionaria.

El 3 de septiembre de 1929, el Promedio Industrial Dow Jones tocó su nivel máximo (381.17 puntos) luego de casi cinco años de alzas constantes. Después, el mercado presentó caídas pronunciadas por casi un mes y, tras una recuperación que duró días, siguió bajando.

El 24 de octubre de 1929, conocido popularmente como “Jueves Negro”, comenzó la catástrofe.

Desde la apertura de la sesión más de 1,000 miembros del New York Stock Exchange abarrotaron la sala de negociaciones para vender las acciones de sus clientes. Durante la jornada, se ofrecieron 13 millones de títulos, que no encontraron comprador, lo que desató el hundimiento de la Bolsa.

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Al día siguiente, los grandes banqueros de Wall Street se reunieron para encontrar una solución al pánico. En la reunión, escogieron a Richard Whitney, vicepresidente de la Bolsa de Nueva York, como representante y él compró un gran bloque de acciones de la acerera U.S. Steel a un precio muy superior al mercado para calmar a los inversionistas.

Esta táctica fue parecida a una táctica que terminó con el pánico de 1907 y tuvo éxito en detener el descenso ese día. En este caso, sin embargo, la tregua fue solo temporal

, escribió el economista canadiense John Kenneth Galbraith en su libro El gran crash, 1929.  

Al lunes siguiente, más inversores decidieron salir del mercado y el 29 de octubre, también conocido como “Martes Negro”, se vendieron 16.4 millones de acciones, la mayor cantidad registrada hasta entonces.

La Gran Depresión

Las decisiones de los banqueros y de Whitney para contrarrestar las ansias de los inversionistas privados, así como la falta de un sector fuerte, tuvieron un costo muy elevado.

Muchos bancos quebraron a lo largo de todo el país.

En tanto, la Reserva Federal decidió reducir la oferta monetaria y subir los tipos de interés, lo que generó más problemas en el sector y el inicio de un proceso de deflación, que dio pie a la Gran Depresión.

En este periodo cayeron la renta nacional, los ingresos fiscales y el comercio internacional. Además, las tasas de desempleo aumentaron en alrededor de 25%.

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Hacia 1932, el Producto Interno Bruto de Estados Unidos se contrajo 27% respecto al registrado tres años antes y la producción industrial cayó 50%.

En Estados Unidos, lo peor de la crisis duró hasta 1932.

Ese año, llegó al poder Franklin D. Roosevelt, quien puso en marcha una política intervencionista para lidiar con los problemas económicos de la población más pobre y reformar los mercados financieros.

Estas medidas, aunadas al estallido de la Segunda Guerra Mundial, permitieron a la economía de Estados Unidos recuperarse plenamente recién llegada la década de 1940.