Rendimientos superiores a la inflación, una administración confiable o evitar activos riesgosos son los ideales de toda persona que desea generar rendimientos e incrementar su patrimonio.
Los inversionistas no solo deben tener clara su aversión al riesgo o el horizonte de inversión, también requieren de un asesor calificado que cuente con credenciales comprobables. ¿Pero cómo elegir a un especialista que conozca las estrategias necesarias y tenga el reconocimiento de las autoridades?
Consejos básicos
Una de las opciones que tienen aquellos que decidan invertir su dinero es contratar a un asesor de inversión independiente, figura que está regulada por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) desde el 2014.
Al cierre de julio pasado el regulador tenía registrados a 104 asesores, de los cuales 31 eran personas físicas y 73 personas morales, mientras que al 2016 los recursos administrados por esta figura sumaron 500,000 millones de pesos, equivalente a 24% de los activos de los fondos de inversión.
El asesor independiente administra la cartera de los clientes por medio de una autorización, así toma decisiones a su nombre y sin tener que trabajar para ninguna institución financiera. Al tener la autorización de su cliente, el asesor le aconseja abrir una cuenta en una institución financiera y administra los recursos en activos que se adecúen a su perfil de riesgo.
“Lo que es importante es que el cliente se identifique, vea cuáles de las estrategias son las que están apegadas (a su perfil) y con cuáles se va a sentir cómodo, y no obtener un mayor rendimiento a costa de su seguridad”, dijo Juan Carlos Gutiérrez, director de promoción de Columbus de México.
¿En qué fijarse?
Certificación. La CNBV tiene un registro de los asesores que cuentan con una certificación en su página de internet que puede ser consultado por cualquier usuario.
Para adquirir esta certificación los asesores deben cumplir con diversos procesos, así como exámenes que acrediten sus cualificaciones. El procedimiento puede tomar cerca de un año y ya en operación deben entregar a las autoridades reportes trimestrales sobre prevención de lavado de dinero.
“El proceso es riguroso, pero con esto logras que no cualquiera sin la capacidad pueda ser asesor”, comentó Irving Cortés, director de CM Trader.
Independencia. De acuerdo con los especialistas consultados, al no depender de un banco u otra institución financiera, los asesores independientes pueden actuar con libertad para sugerir a los clientes instrumentos que, de acuerdo al perfil de riesgo, les den un mayor rendimiento. En contraste, en un banco los ejecutivos suelen recomendar productos que estén en línea con las metas de su institución.
“La ley prohíbe que las instituciones financieras nos paguen una comisión por llevarles clientes, eso hace que yo no tenga preferencia por alguna”, expuso Cortés.
Tamaño de la inversión. Además de la certificación, el inversionista debe buscar a un asesor que gestione carteras de un tamaño similar al de su inversión que, en caso de que sea una cifra relativamente baja, esté dispuesto a administrar, ya que una cartera de por ejemplo 15,000 pesos no puede operar con los mismos patrones que una de 2 millones de pesos.
Perfil de riesgo. El asesor independiente está obligado a realizar un perfil de riesgo minucioso de cada cliente para que de esta manera pueda administrar su portafolio con instrumentos adecuados.
Utilidades y comisiones. En promedio, las inversiones a corto plazo, esto es, alrededor de un año, con una cartera conservadora pueden dejar una utilidad de entre 10 y 20%, mientras que el asesor cobra en promedio una comisión similar sobre la utilidad.
Los especialistas recomiendan informarse sobre los asesores antes de hacer una elección, al verificar su trayectoria, el tiempo que lleva en el negocio o el número de clientes.
“Otra forma es ver las distintas estrategias (de inversión), ver el track record, asegurarse que se apegan al nivel de riesgo de cada cliente y también a la persona”, comentó Gutiérrez.