La pandemia de COVID-19 ha provocado una crisis sin precedentes. El cierre de fronteras y las medidas de confinamiento pusieron en una situación endeble a buena parte de las empresas que, antes de enfrentarse a una ‘nueva normalidad’, buscan sobrevivir; un escenario perfecto para los llamados fondos buitre.

Los resultados financieros del segundo trimestre de 2020, de buena parte de las empresas públicas, no solo en México sino a nivel mundial, reflejaron el impacto del COVID-19. Tan solo Aeroméxico, línea aérea mexicana, reportó una pérdida neta histórica de 27,422 millones de pesos.

Los malos reportes se complementan con los recortes en las calificaciones crediticias. Al cierre de mayo, unas 1,287 calificaciones de S&P tenían ‘perspectiva negativa’, es decir, que en los próximos seis meses podrían sufrir una degradación crediticia.

Donde hay crisis siempre hay un ganador y un perdedor. Conforme vayamos entendiendo el grado de profundidad del daño económico que estamos viviendo, nos daremos cuenta del número de empresas que terminarán yéndose a bancarrota

dijo Roberto Sansón, académico de la Escuela de Negocios del Tecnológico de Monterrey.

Las malas noticias de unos son oportunidades para otros. Uno de los jugadores más temidos del mercado son los fondos de capital de riesgo, conocidos como fondos buitre.

Los fondos buitre se especializan en sacar beneficio cuando hay problemas en países o empresas que están cerca del impago o quiebra. Una de sus características es que tienen equipos de abogados que se dedican a exigir pagos. El riesgo es alto, sin duda, pero también la ganancia

dijo Marco Oviedo, economista en Jefe para América Latina de Barclays.

La estrategia de estos fondos es legítima, compran deuda o acciones a descuento y pelean por la vía legal para obtener un rendimiento mayor.

En México se han dado compras de este tipo en compañías emproblemadas, en las que estos inversionistas se han hecho de una participación accionaria, como en el caso de Vitro o Comercial Mexicana.

Un ejemplo es Fintech Advisory, el fondo de inversión del mexicano David Martínez, quien es famoso por invertir en la reestructuración de deuda de empresas, como la regiomontana Vitro.

Martínez además, ha obtenido ganancias en el pasado con los problemas de deuda de Argentina.

Fondos de presa

Uno de los triunfos más sonados de los buitre fue contra Argentina en 2014. De acuerdo con datos de The New York Times, NML Capital obtuvo un pago 2,280 millones de dólares por una inversión de 177 millones de dólares en deuda argentina, es decir, tuvo un rendimiento 1,188%.

NML Capital no fue el único ganador en aquella ocasión. Aurelius Capital y Dart Management también obtuvieron rendimientos jugosos.

En 2017, Puerto Rico se declaró en bancarrota y aún intenta reestructurar 129,000 millones de dólares de deuda. En febrero de este año, la isla anunció un pago de 3,800 millones de dólares a tenedores de deuda, entre los que se encuentran algunos ‘fondos buitre’, como Oppenheimer.

En casos como Argentina o Puerto Rico la forma de proceder de los fondos buitre es la misma. Los activos financieros, como los bonos, tienen una pérdida en valor nominal, pero no una pérdida realizada.

Por ejemplo, si el valor nominal de un bono es de 100 pesos, y en el mercado está en 50 pesos, significa una pérdida de valuación de 50%. Lo que buscarán los fondos buitre, es cobrar el valor nominal.

El aspecto legal es importante. Si no existe la capacidad legal de cobro no tiene un motivo de invertir en este tipo de productos. Independientemente del riesgo que representa, debe existir una probabilidad de pago

comentó Sansón.

Impagos se disparan

El desplome de los resultados financieros y el incremento en los recortes a las calificaciones crediticias, contribuyeron a que el valor nominal de los bonos corporativos -no financieros- que cayeron en incumplimiento de pagos aumentara a un récord de 94,000 millones de dólares en el segundo trimestre de 2020, de acuerdo con el Instituto de Finanzas Internacionales (IIF).

Aunque esto marca el mayor volumen de incumplimientos trimestrales registrados, el volumen de la deuda incumplida ascendió al 5.5% de las nuevas emisiones, ligeramente inferior a lo visto en el pico de la crisis mundial de 2008 y 2009

dijo el IIF.

Las presiones también se reflejan en los bonos que pasaron de grado de inversión a especulativo, o basura, como fue el caso de Petróleos Mexicanos en abril de este año. Al emisor que pierde el grado de inversión se le llama ‘ángel caído’.

El porcentaje de ‘ángeles caídos’ era de 16.52%, al 27 de julio de 2020. El 10 de enero de 2019, era de 8.47%, de acuerdo con un análisis de la firma de Bianco Research.

Los siguientes meses veremos a un gran número de empresas impactadas, sobre todo, por el confinamiento. Compañías de transporte, ventas al menudeo, hoteles, cadenas alimenticias, restaurantes, entre otras. No me sorprendería verlas quebrar dada las dinámicas que hemos visto

dijo Oviedo.