Apenas cinco meses duró DiDi Chuxing en Wall Street, presionado por las autoridades chinas y atrapado por la rivalidad entre Pekín y Washington, el gigante de las reservas de vehículos con conductor (VTC) dejará de cotizar en la Bolsa de Nueva York.
Se trata de un golpe duro para los accionistas de este grupo, con presencia en numerosos países latinoamericanos como México, Brasil, Argentina o Colombia: en sus cinco meses en Nueva York, los títulos perdieron 45% de su valor, de 14 a 7.80 dólares en la última sesión.
En junio protagonizó la segunda mayor entrada de una empresa china en Wall Street, recaudando 4,400 millones de dólares, solo por detrás de los 25,000 millones levantados por el gigante del comercio electrónico Alibaba en el 2014.
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Sin embargo, pronto ese debut quedó ensombrecido por una investigación sobre ciberseguridad de las autoridades chinas, que incitan a sus grandes firmas tecnológicas a cotizar en sus mercados bursátiles como Hong Kong, Shanghái, Shenzhen o ahora Pekín.
Después de varios meses bajo presión de Pekín, el golpe de gracia parece haber llegado de Estados Unidos. El regulador bursátil adoptó una normativa para poder retirar a las firmas extranjeras que no cuenten con un auditor autorizado, lo que incluye a todas las firmas chinas en Wall Street.
Pocas horas después, DiDi Chuxing anunciaba su salida de la bolsa estadounidense.
“Tras cuidadosas consideraciones, (DiDi) comenzará el proceso de retirarse de la bolsa de Nueva York desde hoy y comenzará las preparaciones para cotizar en Hong Kong”, indicó la compañía en un comunicado.
Con 15 millones de conductores y casi 500 millones de usuarios, DiDi es el dominador del mercado de VTC en China y suele ser la forma más rápida y fácil de contratar un vehículo en las densas ciudades del gigante asiático.
“Dura lección”
No es una decisión sorprendente después de la “dura lección” dada por los reguladores chinos a DiDi, estimó Angela Zhang, especialista de derecho chino en la Universidad de Hong Kong.
“Ahora todas las empresas tecnológicas chinas se tomarán en serio las cuestiones de seguridad alrededor de los datos”, añadió.
Desde hace un año, Pekín dirige una ofensiva regulatoria contra los gigantes de internet, como Alibaba, Tencent o DiDi, para atajar sus supuestas prácticas monopolísticas y su creciente influencia en la vida de los consumidores.
Días después de su entrada en Wall Street, las autoridades chinas iniciaron una investigación contra Didi en relación a su uso de los datos privados.
También prohibieron la descarga de la aplicación en China, una medida insólita que no afectó a aquellos usuarios que ya la tenían en sus teléfonos, y realizaron inspecciones en sus oficinas por temores sobre la “seguridad nacional”.
Bajo presión también en Estados Unidos, cuyos reguladores aplican una vigilancia y restricciones cada vez más estrictas, varias empresas chinas han buscado en los últimos meses una segunda cotización en China, como el motor de búsqueda Baidu o Alibaba.
Pero ni siquiera en casa están exentas de inconvenientes. Hace un año, Pekín bloqueó a última hora la entrada en bolsa en Shanghái y Hong Kong de la filial de pagos electrónicos de Alibaba, Ant Group
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