Los presidentes de las economías más importantes de América Latina tienen objetivos similares: combatir la pobreza, la corrupción y hacer crecer sus economías, pero se mueven por caminos distintos.

Jair Bolsonaro y Andrés Manuel López Obrador, presidentes de Brasil y México, respectivamente, llegaron al poder para guiar a las economías que, en conjunto, tienen un Producto Interno Bruto de más 3 billones de dólares.

Por un lado, Bolsonaro puso fin al dominio del Partido de Trabajo de Lula Da Silva y Dilma Rousseff, mientras que Andrés Manuel López Obrador (AMLO) fue elegido como una alternativa para dar un cambio a las políticas neoliberales que se había acentuado las últimas décadas.

El recibimiento de los mercados ha sido muy parecido. Medidos en dólares y en lo que va del año, el Bovespa y el IPC –principales índices de Brasil y México– presentan alzas de 7.21 y 11.31%, respectivamente.

Pese a los números positivos, cada presidente batalla para mantener y atraer a más inversionistas.

A fines de la semana pasada, los temores de que los conductores de camiones empezaran otra huelga hicieron que Bolsonaro le pidiera a Petrobras que cancelara un aumento planificado en los precios del diesel. Incluso, el gobierno prometió préstamos a los camioneros del banco estatal de desarrollo, BNDES.

Es comprensible porqué Bolsonaro querría evitar tal huelga. El año pasado hizo que la producción industrial se desplomara e impactara el crecimiento del PIB en el segundo trimestre del año

publicó Capital Economics en un reporte.

Mientras que los que rodean a Bolsonaro parecen estar moderando su instinto de alejarse de la ortodoxia, esta es una situación frágil. No le tomaría mucho a Bolsonaro pedir la renuncia de alguno de sus sus ministros, particularmente tras las recientes encuestas que sugieren que sus índices de aprobación están cayendo, Lo anterior siembra incertidumbre entre inversionistas, de acuerdo con Capital Economics.

El tema de los precios de gasolinas es solo una de las preocupaciones en Brasil. La administración brasileña busca impulsar una reforma al sistema de pensiones que permitiría ahorros por 270,000 millones de dólares la siguiente década.

La reforma al sistema de pensiones puede convertirse en un gran logro o un gran fracaso para Bolsonaro.

México tiene lo suyo

Las políticas de austeridad, mayor gasto en programas sociales y el impulso en proyectos como el aeropuerto en Santa Lucía o el Tren Maya, son algunos temas que han sembrado incertidumbre entre inversionistas.

“AMLO debe crear un ambiente de certidumbre en las políticas públicas que garanticen la viabilidad de los proyectos de inversión”, dijo Heriberto Sandoval, asesor independiente en inversiones.

La pelea en popularidad

Bolsonaro y AMLO buscan el respaldo del pueblo para ejecutar sus cambios, programas y reformas, aunque las realidades son distintas.

En Brasil, apenas 35% de los ciudadanos piensa que Bolsonaro está haciendo un buen trabajo contra 27% que opina que lo está haciendo mal, de acuerdo con la encuesta de CNI/Ibope.

La aprobación no es un problema para AMLO. De acuerdo con la encuesta de El Financiero del 31 de marzo, el presidente mexicano tiene 78% de aprobación.

Los pronósticos

El Fondo Monetario Internacional estima que la economía brasileña crecerá más que la mexicana este año. De acuerdo con la institución, el PIB de Brasil crecerá 2.1% contra 1.6% en México, algo que no sucedía desde 2013.

Para 2020, el pronóstico es que Brasil crezca 2.5% y México 1.9%, de acuerdo con el FMI.

En lo personal, veo con mayor potencial a Brasil en la parte de acciones. La baja del crecimiento económico de México puede complicar el desempeño del mercado accionario local

comentó Heriberto Sandoval, asesor independiente en inversiones..