Las acciones de Tesla se desplomaban en su debut en el S&P 500 el lunes, retrocediendo desde niveles récord, en una sesión marcada por las preocupaciones sobre una nueva cepa de coronavirus de rápida propagación en Reino Unido.
Las acciones de Tesla se hunden hasta 5.23% a 658.23 dólares a las 11:10 a.m. hora de la Ciudad de México en su primer día en el S&P 500.
Los papeles del fabricante de autos eléctricos son de los mayores obstáculos para el índice de referencia, que bajaba un 1.04%.
La compañía de Elon Musk, se convierte en la más valiosa que ha sido admitida en el principal índice de referencia de Wall Street, y representó una ponderación del 1.69% en el índice antes de las operaciones del lunes.
Las acciones habían subido un 70% desde mediados de noviembre, cuando se anunció el debut de Tesla en el S&P 500, y se han disparado aproximadamente 685% en lo que va de 2020.
Los títulos de la firma subieron 5.96% el viernes en un día de operaciones frenéticas antes de su entrada en el S&P 500.
La incorporación de Tesla al S&P 500 llevó a los fondos de seguimiento de índices a comprar 90,300 millones de dólares en acciones al final de la sesión del viernes para que sus carteras reflejaran el índice, según el analista de S&P Dow Jones Indices Howard Silverblatt.
“Todas las compras se realizaron el viernes. Las noticias están (…) la pregunta ahora es qué sigue”, dijo Keith Temperton, operador de Forte Securities.
Silverblatt dijo que por cada movimiento de Tesla de 11.11 dólares, el S&P 500 cambia 1 punto, mientras que la relación precio/ganancias del S&P en 2021 aumentará de 22.3 a 22.6.
El aumento de las acciones de Tesla, con sede en California, ha llevado su valor de mercado a alrededor de 630,000 millones de dólares, lo que la convierte en la sexta compañía estadounidense más valiosa que cotiza en bolsa.
Tesla es por lejos la acción más negociada por valor en Wall Street, con un valor promedio de 18,000 millones de dólares de sus acciones intercambiadas en cada sesión durante los últimos 12 meses, superando fácilmente a Apple, que está en segundo lugar, según datos de Refinitiv.
Aproximadamente una quinta parte de las acciones de Tesla están en manos del CEO, Elon Musk.
Rumbo a 2021
Para 2021, todas las señales apuntan a que la industria acelerará su paso hacia la electrificación, un punto de inflexión tan trascendental como el lanzamiento de la cadena de montaje de Ford Motor o la quiebra de General Motors en 2009.
El ascenso de Tesla se produjo el mismo año en que los activistas de fondos de cobertura y otros inversores redoblaron la presión para que las empresas tomen más la iniciativa en la lucha contra el cambio climático.
Cada vez hay más pruebas de que los inversionistas han puesto una fecha de caducidad de una década al dominio de un siglo del motor de combustión interno, el “ICE” según las siglas inglesas por las que se le conoce en la jerga del sector.
De Londres a Pekín pasando por California, los líderes políticos también han adoptado planes para comenzar a eliminar los vehículos con motores de combustión interna para 2030.
La presión para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero resta lógica a nuevas e importantes inversiones en este tipo de motores. Miles de puestos de trabajo en el sector manufacturero están actualmente vinculados a la combustión interna en Estados Unidos, Reino Unido, Alemania, Francia, Japón y otros países.
Otras fuerzas poderosas también sacudieron el status quo de la industria automovilística este año.
La pandemia de COVID-19 despojó a los fabricantes de automóviles actuales de las ventas y beneficios con los que contaban para financiar la meticulosa transición al vehículo eléctrico. La rápida recuperación de China de la pandemia ejerció un empuje gravitacional aún más poderoso en las inversiones de la industria.
Con información de Reuters