El primer caso de COVID-19 se registró el 31 de diciembre en China. Desde entonces, miles de empresas en ciudades de todo el mundo tuvieron que optar por el home office para mantener las actividades laborales. Ahora que las empresas comienzan a planear el regreso a la oficina, ¿qué tan flexibles serán los líderes después del gran experimento del trabajo remoto?

La pandemia parece mantenerse en niveles estables en Asia (excepto por India) y en Europa; en el caso de América, pero en Estados Unidos, México, Brasil o Perú continúan los esfuerzos por vivir en una normalidad que implique regresar al exterior tomando todas las medidas de seguridad necesarias, pues aunque la carrera para conseguir una vacuna avanza, aún faltan tramos por recorrerse.

Robert Walters realizó un estudio con más de 2,000 organizaciones a nivel global para conocer su estrategia frente al regreso a la oficina y los aprendizajes y retos que éstas tuvieron que tomar, debido a la emergencia sanitaria, para mantener la operación, ser rentables, replantear los proyectos y prioridades del año, reducir los gastos y tomar decisiones referentes al talento de la organización, ocasionando despidos e incertidumbre en el mercado laboral.

De acuerdo con el estudio, 47% de las compañías logró migrar a su equipo para trabajar desde casa en sólo dos días; en el mejor escenario se encuentra el 7% al que sólo le tomó más de una semana.

¿La complicación más frecuente (33%)? Contar con el equipo tecnológico y herramientas necesarias, como programas de ciberseguridad.

 Las organizaciones comenzaron a tener conversaciones sobre tecnología que antes no se traían a la mesa como prioridad, fue un abrir de ojos para temas relacionados a la seguridad de la información, uso de la nube y la flexibilidad para el trabajo remoto

 dijo Kevin Gibson, CEO de Robert Walters en Latinoamérica

El estudio de Robert Walters señala que 54% de las organizaciones dijeron que el home office trajo un impacto positivo en su salud mental debido a la eliminación de tiempos de traslados y la comodidad de trabajar desde casa, entre otros. 

En el escenario de los contras, la falta de interacción con otros miembros del equipo ha sido a lo más difícil a lo que se han tenido que adaptar, considerando además que en México, como en otros países, se mantienen las medidas de sana distancia y de no congregaciones. 

Respecto a la productividad, 23% reportó una disminución al trabajar de manera remota,  32% aseguró que se mantuvo igual y 45% cree que ha trabajado más. Por su parte, 78% de los empleadores confirmaron un aumento de la productividad.

“Uno de los principales temores entorno a la creación e implementación de políticas de trabajo flexible era el saber si los empleados mantendrían el ritmo y serían productivos. Los empleados han logrado adoptar nuevos espacios de trabajo, cambiar sus rutinas, eliminar sus tiempos de traslado y adoptar nuevos hábitos lo que les permite mantenerse más enfocados” añadió Kevin.

¿Qué esperar del empleo después del home office?

La gran mayoría (88%) de los empleados apreciaría tener mayor flexibilidad para trabajar desde casa, 40% esperan hacerlo un par de días a la semana y 27% un par de veces al mes.

Resultados que coinciden con datos de PwC, los cuales señalan que en México, 97% de los encuestados apoya que se establezca el home office de manera permanente.

Afortunadamente, según el estudio, 86% de las empresas ya son flexibles o planea cambiar esquemas de trabajo y 73% de los negocios planean ofrecer más trabajo remoto.

Además, 37% de las organizaciones consideran reducir el espacio de sus oficinas.

“Toda esta situación nos ha ayudado a ver que los esquemas de trabajo rígidos son menos útiles con nuevas generaciones que demandan mayor balance entre vida y trabajo. Además del trabajo remoto; los horarios flexibles, la confianza y el cambiar hacia un enfoque en resultados serán fundamentales,” comenta Kevin.

Las expectativas de 64% de los empleados, tras experimentar el trabajo remoto, es que los líderes se enfoquen más en resultados que en las horas trabajadas; 67% apunta que sus líderes podrían ser más empáticos ante el balance vida-trabajo, 58% desea que sus líderes tengan sepan más de tecnología

“La pandemia ha sido un espacio para poner a prueba el liderazgo de los jefes organizacionales ya que los empleados esperan verlos como el ejemplo a seguir.

Los sistemas de liderazgo jerárquicos han ido evolucionando para ser más colaborativos y se espera que las organizaciones puedan facilitar los espacios para mantener el desarrollo de su persona” añadió.