Liberado de sus obligaciones diarias en Amazon se espera que Jeff Bezos aumente la presión en su empresa espacial, Blue Origin, ya que enfrenta un año crucial y una feroz competencia de SpaceX, la firma de Elon Musk, dijeron fuentes de la industria.
Bezos, de 57 años, un entusiasta del espacio de toda la vida y la segunda persona más rica del mundo detrás de Musk, dijo la semana pasada que dejaría el cargo de director ejecutivo de la compañía de comercio electrónico para enfocarse en proyectos personales.
Blue Origin ha quedado muy por detrás de SpaceX en transporte orbital y perdió frente a SpaceX y United Launch Alliance (ULA) en contratos de lanzamiento de seguridad nacional estadounidenses que comenzaron en 2022. ULA es una empresa conjunta de Boeing y Lockheed Martin.
Ahora, Blue Origin quiere ganarle a SpaceX y Dynetics el desarrollo de un nuevo módulo de aterrizaje para NASA, que quiere volver a llevar humanos a la Luna en pocos años. Dynetics es propiedad de Leidos Holdings.
Bezos y otros ejecutivos consideran que ganar el contrato del módulo de alunizaje y ejecutar su desarrollo es vital para que Blue Origin se establezca como un socio deseado para la NASA y también encamine a la compañía para obtener ganancias, dijeron las fuentes.
Con flujos de ingresos limitados, Bezos ha liquidado alrededor de 1.000 millones de dólares en acciones de Amazon anualmente para financiar a Blue Origin, que en 2018 dijo que era “el trabajo más importante que estoy haciendo”.
Un representante de Blue Origin se negó a hacer comentarios, pero apuntó a las declaraciones de Bezos de la semana pasada cuando anunció su renuncia como presidente ejecutivo de Amazon.
Bezos dijo a los empleados de Amazon que “seguiría comprometido en iniciativas importantes” de la empresa, pero que también dedicaría tiempo a Blue Origin y a varias “pasiones” filantrópicas y mediáticas.
“Va a impulsar Blue Origin a una mayor velocidad”, dijo una fuente experimentada de la industria con conocimiento de las operaciones de la compañía.
Blue Origin, basada en Washington, se ha expandido a unos 3,500 empleados desde 2000, con crecientes instalaciones de fabricación y lanzamiento en Texas, Florida y Alabama.
Su cartera incluye la venta de viajes turísticos suborbitales al espacio, servicios de lanzamiento de cargas pesadas para satélites y un módulo de aterrizaje, ninguno de los cuales es totalmente viable comercialmente.