Carlos Slim Helú, el empresario más rico de México, tiene un plan para aprovechar la demanda del petróleo: aumentar sus inversiones en empresas energéticas y convertirse —en el mediano plazo— en el brazo derecho de Petróleos Mexicanos (Pemex); todo ello, en un momento clave donde los inversionistas buscan salirse de los hidrocarburos y dirigirse a proyectos de energías renovables.
EL CEO detectó que el propietario de Grupo Carso incorporó a su portafolio de inversiones 18 empresas relacionadas con el sector energético, entre 2001 y 2024. Al cuarto trimestre del año pasado, estos negocios representaron el 8.28% de las utilidades de todo el conglomerado, mientras que infraestructura, a través de Cicsa, correspondió al 17.4% de las utilidades.
“Ya tomamos la decisión de entrar al petróleo y eso implica entrar al gas también“, señaló Slim en la conferencia de prensa del 12 de febrero de 2024.
El esquema de Slim
A lo largo de su carrera empresarial, Slim ha adquirido compañías que, a medida que crecen económicamente, terminan alimentando a otras subsidiarias propiedad del mismo magnate. Este sistema que se retroalimenta a sí mismo, le permite al dueño de Telmex colocarse como un jugador relevante en cada sector que participa, como reveló EL CEO en la investigación “Slim: todopoderoso”.
Ahora su próximo objetivo se enfoca en el sector de hidrocarburos, donde el país necesita consolidar su “soberanía energética” frente a los Estados Unidos, pero también en un momento complicado, dadas las limitaciones en las finanzas públicas, así como el freno de la inversión privada.
Dicho apetito por la energía en realidad está relacionado con las necesidades de Pemex, e incluso los planes energéticos de la presidenta Claudia Sheinbaum.
Slim adquirió PBF Energy en el 2024, una de las mayores refinerías estadounidenses; y ese mismo año aumentó su participación en el holding Talos Energy, y compró a la subsidiaria de la misma compañía en México.
Slim el nuevo magnate petrolero
En 2019, el negocio energético de Carlos Slim representaba el 7.65% de las utilidades netas del conglomerado. Un año después –cuando su relación con el expresidente Andrés Manuel López Obrador, atravesó por su mejor momento– su participación pasó al 12.88% del total, de acuerdo con los reportes anuales de la emisora.
El interés del multimillonario mexicano en energía ha corrido a la par de un momento clave para Carso: sus inversiones en el segmento de consumo (Sanborns, Sears, iShop, etcétera) decrecen, e incluso, provocaron la suspensión de las licencias, como en el caso de la tienda de lujo Saks Fifth Avenue, o el reciente cierre de una icónica sucursal de Mixup, ubicada en el corazón de la Ciudad de México.
Escenario favorable
De acuerdo con analistas consultados por EL CEO, existe un escenario favorable para los intereses de Slim el negocio energético, aunque su éxito también depende de la relación que establezca con la administración de Sheinbaum y los buenos resultados que obtengan en los proyectos donde ya levantó la mano:
- Por un lado, el aumento en la demanda de hidrocarburos que suscitó el conflicto militar entre Rusia y Ucrania;
- el regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos y su salida del Acuerdo de París;
- la infravaloración que presentan este tipo de activos energéticos tras la salida de inversionistas que optaron por proyectos más verdes.
“Muchos activos relacionados con el petróleo están actualmente infravalorados debido a las preocupaciones ESG (Ambientales, Sociales y de Gobernanza, por sus siglas en inglés)”, señala Giuseppe Gagliano, presidente del Centro Studi Strategici Carlo De Cristoforis.
“Los inversionistas como Slim —añade— adoptan un enfoque contrario, podrían ver esto como una oportunidad para adquirir activos estratégicos con descuento y aprovecharlos para obtener ganancias en el futuro”.
Pero si bien los planes del multimillonario mexicano parecen claros y estratégicos, también dependen de que pueda capitalizar lo que ya tiene entre sus manos:
La participación de Slim en el Megacampo Zama, a través del incremento de su participación accionaria en Talos Energy 7, y que ha sido calificado como uno de los proyectos “más prometedores en décadas”. Así como la inversión en el campo Lakach, a través de la asociación de Grupo Carso con Pemex, donde espera extraer una gran cantidad de gas de aguas profundas en el Golfo de México.
La paciente inversión de Carlos Slim
La paciencia será clave en las inversiones estratégicas de Carlos Slim, como lo ha demostrado a lo largo del tiempo: el negocio de la energía hoy es lo que –entre las décadas de los ochenta y noventa– representaron las telecomunicaciones. Una auténtica mina de oro que, para el Estado, hoy parece una carga onerosa e ineficiente.
Entre 2001 y 2005, aún desde la administración de Vicente Fox, el multimillonario mexicano incursionó en el sector energético, a través de Carso Infraestructura y Construcción (Cicsa), la cual ganó una licitación de Pemex para la fabricación de tres plataformas marinas denominadas Manik “A” y Maloob “A” y “B”.
En mismo periodo, a través de Grupo Carso también logró contratos con Pemex para la creación de las plataformas PB KU-M y PB-KU-S, así como la plataforma de telecomunicaciones HA-KU-H.
En 2006, Slim logró una licitación más para la fabricación de una plataforma para el módulo habitacional en el Campo Cantarell, Sonda de Campeche, Golfo de México.
Tres años después, Grupo Carso a través de Cicsa, adquirió el 60% de participación del capital de Bronco Drilling MX, subsidiaria estadounidense de Bronco Drilling Company, dedicada a la perforación de pozos petroleros.
La reforma que favoreció a Slim
Pero la verdadera determinación de Slim en el sector, creció a la par de la controversial reforma energética del año 2013, propuesta por el expresidente Enrique Peña Nieto. La cual, según dicha administración, buscaba incentivar la inversión privada en la explotación de hidrocarburos.
En ese mismo año, Cicsa firmó un contrato por 415 millones de dólares con Pemex Exploración y Producción (PEP), extendido a lo largo de un periodo de siete años: el contrato de arrendamiento de una plataforma de perforación marina y que consideró el mantenimiento de la unidad “Independencia 1”.
Aún así el arranque de Slim en dicho sector no todo fue positivo, pues en 2011 adquirió Tabasco Oil Company (TOC), compañía que solo cuatro años después acordó la suspensión de las actividades ante el castigo en los precios del petróleo, producto de la guerra de tarifas que se suscitó en dicho año.
Las apuestas clave de Carso Energy
En 2015, Carlos Slim creó Carso Energy, a través de su subsidiaria Carso Electric, a fin de participar en la construcción, operación y administración de dos gasoductos entre Estados Unidos y México: Waha-Presidio y Waha-San Elizario, ambos en el estado de Texas.
El plan de Slim no se detuvo y aprovechó la baja en los precios durante la pandemia de covid-19, periodo donde aceleró, a través de Control Empresarial de Capitales (CEC), su family office, la adquisición de las acciones de PBF Energy, una de las mayores refinerías en Estados Unidos, propietaria de una extensa red de oleoductos y almacenamiento.
Actualmente posee el 25.63% de las acciones de PBF Energy, lo que lo convierte en el mayor accionista de la empresa, sitio que ostentaba la administradora de fondos más grande del mundo BlackRock, de acuerdo con datos de MarketScreener.
A ello se sumó la adquisición del 100% del capital social de PetroBal Operaciones Upstream, entidad que formó parte de Grupo Bal y propietaria de PetroBal Upstream Delta 1, entidad titular del 50% de participación en los campos Ichalkil & Pokoch. Este proyecto forma parte de una exploración y explotación conjunta con la CNH y el consorcio integrado por Fieldwood Energy E&P México.
Carlos Slim, relaciones con el poder
La relación de Carlos Slim con el poder político y económico (que en el sexenio pasado se fortaleció gracias a la amistad que mantuvo con el expresidente López Obrador) así como la debilidad económica de Pemex, se han convertido en elementos clave donde el magnate busca construir las oportunidades del futuro.
Aún así su relación con la administración de Sheinbaum, no parece ser tan cercana como lo fue con su antecesor:
“Carlos Slim mantiene desde hace tiempo vínculos con la élite económica y política de México. Su Grupo Carso ya tiene intereses en infraestructura y energía, y dadas las dificultades financieras de Pemex, podría haber oportunidades para la participación del sector privado en el desarrollo de campos petroleros, proyectos de infraestructura y contratos de servicios”, añade Gagliano.
Sin embargo, dada la reticencia de AMLO para abrir más Pemex a la inversión privada, es probable que Slim tenga que sortear con cuidado las sensibilidades políticas.
La compra potencial de Slim en Zama
Hasta ahora, Carso Energy se había mantenido en el sector como proveedor de servicios, pero la adquisición de Talos le dará la posibilidad de impulsar las metas de energía que busca conquistar la administración de Claudia Sheinbaum e, incluso, aliviar las presiones operativas y financieras de Pemex.
A finales del 2024, Carso Energy anunció la adquisición del 30.1% de las acciones de Talos México a través de su subsidiaria Zamajal, dueña del 17.4% del campo Zama; con esta operación la participación accionaria de Slim ascendió a 80% (el resto aún le pertenece al holding estadounidense).
Esta inversión en Talos Energy resulta clave, ya que dicha empresa tiene acceso al campo petrolero Zama, uno de los nuevos descubrimientos más prometedores de México en décadas [recientes],
señaló Janneth Quiroz, economista en jefe de Monex, al analizar el impacto de dicha adquisición.
El campo de Zama
El campo de Zama se localiza en aguas territoriales del Golfo de México en la cuenca del sureste, a 60 km al noroeste de Dos Bocas. Se trata de un proyecto de exploración y explotación conjunta con Sierra O&G Exploración y Producción; en conjunto con Talos Energy Offshore México 7 y Premier Oil Exploration and Production México.
Según información de la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH), Talos Energy cuenta con un 35% de participación.
Las proyecciones estiman que este campo producirá durante la vida del contrato, al 675 millones de barriles de aceite y 243,000 millones de pies cúbicos de gas; en su punto máximo -que se proyecta sea alcanzado en 2029 y 2030- proyecta que la producción alcanzará 180,000 barriles de petróleo por día, con una inversión de 9,000 millones de dólares.
A ello se suma un contrato que el empresario firmó con Pemex en julio del año pasado para explorar y extraer recursos del campo Lakach. En este proyecto, Grupo Carso se comprometió a invertir poco más de 1,800 millones de dólares para la extracción de gas en aguas profundas del Golfo de México.
La posible colaboración con Pemex
Si bien la relación de Carlos Slim con la administración de Claudia Sheinbaum parece no ser tan cercana como lo fue con su antecesor, la mandataria sí busca involucrar a la inversión privada –aunque limitada– en proyectos del sector, a través de las leyes secundarias en materia energética.
“Si en dado caso de que Pemex no pudiera, tendría que sacar la chequera para las licitaciones y digamos que Carlos Slim gana ”, mencionó el analista energético Ramsés Pech.
Como en el pasado, resultará crucial la relación que el magnate mexicano pueda desarrollar con la presidenta Sheinbaum para abrir aún más la posibilidad de poder incursionar como socio de las empresas del Estado y dejar de solo ser un proveedor de servicios.
Mientras tanto, el magnate ya tiene dos frentes abiertos para demostrar que está preparado para invertir: la perforación del pozo Zama y el proyecto de colaboración con Pemex, Lakach; ambos con enormes dificultades técnicas y económicas.
El éxito de ambas, podría determinar el futuro de Slim en el sector energético.
EL CEO consultó a Grupo Carso para obtener una postura sobre el aumento en la participación de Carlos Slim en el sector energético. Al respecto, mencionaron no agregar nada adicional de lo que se habló en la pasada conferencia de inicios de febrero.
Un futuro más complicado
Pero Ramsés Pech añade que el futuro de Carlos Slim en el sector es más complicado que solo abrir la chequera. Particularmente el campo Zama comenzará a producir hasta 2027 e incluso hasta 2030; sin embargo, la publicación de las leyes secundarias de la presidenta de México, serán un elemento que podría definir el éxito del empresario.
Por otra parte, se estima que el proyecto de Lakach contiene una reserva de 900,000 millones de pies cúbicos, de acuerdo con información de la CNH; pero este proyecto ya cuenta con algunas alertas.
Desde 2007 la petrolera mexicana ha gastado cerca de 1,400 millones de dólares en la perforación de ocho pozos donde solo uno está en operación con baja presión, además de haber sido abandonado por la estadounidense New Fortress Energy.
¿Podrá el hombre más rico de México sortear los retos del presente para construir la fortuna del futuro?
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