El empresario Carlos Slim Helú llegó a los 84 años de edad, más rico, poderoso e influyente que nunca.
Ni los cambios ideológicos del gobierno, el azote de desastres naturales, crisis económicas, la emergencia sanitaria por covid-19 o incluso, tensiones internacionales, frenan que el hombre más rico de México siga incrementando su fortuna, que hoy asciende a más de 100,000 millones de dólares.
Una investigación de El CEO arrojó que Slim –y su familia–, poseen una vasta red –que constituye al menos– 642 empresas distribuidas en 46 países y cuatro continentes: América, Europa, Asía y Oceanía.
Dicha red empresarial participa en once sectores de la actividad económica, como lo es el comercio minoritario, materiales, finanzas, telecomunicaciones, energía, salud, educación, minería, entre otros.
Para construir ese vasto imperio, Slim ha diversificado sus inversiones a negocios que, a primera vista, parecerían inimaginables, incluso contradictorios.
Por ejemplo, Slim posee inversiones en la venta y producción de cigarrillos (a través de la empresa Philip Morris CIGATAM Productos y Servicios, S. de R. L. de C.V.), pero también en hospitales (a través de la empresa Salud Interactiva S.A. de C.V.).
Para mantener aceitada esa compleja estructura, Slim es dueño de 16 empresas matrices (holdings) que controlan y mueven sus inversiones en México y otros países.