El presidente de China, Xi Jinping, prometió este lunes convertir la vacuna contra el COVID-19 en un bien público mundial cuando, en caso de que el país la desarrolle, y consagrar 2,000 millones de dólares al combate mundial de la pandemia.
Las declaraciones del mandatario se produjeron durante la 73ª Asamblea Mundial de la Salud organizada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), días después de que China dio a conocer que inició al menos cinco ensayos clínicos de vacunas en humanos.
Según la mayoría de expertos, una vacuna contra el COVID-19 demorará un mínimo de 12 a 18 meses. No obstante, la farmacéutica estadounidense Moderna informó este lunes sobre resultados positivos en un ensayo clínico realizado la semana pasada.
Jinping también prometió destinar 2,000 millones de dólares en un plazo de dos años para la lucha mundial contra el COVID-19, en particular en los países en desarrollo.
#China?? will provide US$2 billion over 2 years to support #COVID19 response and economic + social development in affected countries, especially developing countries
– China President, Xi Jinping at #WHA73pic.twitter.com/qKkZVnASif
— World Health Organization (WHO) (@WHO) May 18, 2020
“China va a trabajar con los miembros del G20 para poner en marcha una iniciativa para aliviar la deuda de las naciones más pobres”, dijo.
Asimismo propuso convertir al país asiático en una plataforma logística y en almacén humanitario de urgencia destinado a facilitar el suministro de equipo contra el coronavirus en el mundo, además de cooperar con 30 hospitales en África para construir instalaciones del CDC.
El mandatario instó a los líderes de todo el mundo a incrementar el apoyo financiero a la OMS. En abril, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, suspendió el financiamiento a la organización por desacuerdos en el manejo de la pandemia.
El secretario de Sanidad de Estados Unidos, Alex Azar, aseguró durante la reunión que la OMS fracasó en su misión de compartir información con la comunidad internacional sobre la pandemia y pidió que asuma sus responsabilidades por ello.
EU acusa a China, primer país que reportó a finales del año pasado enfermos de coronavirus, de haber demorado en dar la alerta y adoptar medidas para frenar su propagación.
Estados Unidos y Australia pidieron una investigación internacional independiente sobre el origen del virus.
Por su parte, Pekín denuncia la politización de este asunto argumentando que el “paciente cero” de COVID-19 no ha sido encontrado.
Las tensiones, que se han incrementado en las últimas semanas, ponen en riesgo la primera fase de un nuevo acuerdo comercial alcanzado por ambos países a inicios del año.
La semana pasada, el presidente Trump advirtió que la comunicación entre las dos economías más grandes del mundo se ha deteriorado, por lo que reevaluará la opción de poner fin a una guerra comercial iniciada en 2018.
Con información de AFP