El presidente Donald Trump se enfrenta a un éxodo de personal y a cada vez más llamados para su destitución este jueves, un día después de que una turba de sus partidarios asaltó el Capitolio en un ataque a la democracia estadounidense.

Mientras, asesores de la Casa Blanca dijeron que renunciarían como el enviado para Irlanda del Norte Mick Mulvaney; el principal asesor sobre Rusia, Ryan Tully, Eliane Chao, secretaria de Transporte y Steven Sund, jefe de Policía del Capitolio. Se esperan más salidas pronto.

Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, pidió este jueves la inmediata destitución del mandatario Donald Trump a través de la vigésimo quinta enmienda.

“Ayer (miércoles), el presidente de Estados Unidos incitó una insurrección armada contra Estados Unidos”, dijo Pelosi a periodistas en el Capitolio de los Estados Unidos.

El líder demócrata del Senado Chuck Schumer pidió al vicepresidente Mike Pence que destituya a Trump bajo la vigésimo quinta enmienda de la Constitución, que permite a los miembros del gabinete destituir a un presidente que está incapacitado. Al menos un republicano y 19 demócratas de la Cámara también pidieron lo mismo.

Pero una fuente familiarizada con la situación dijo que era improbable que el esfuerzo se lleve a cabo, y la mayoría de los republicanos del Congreso han mostrado poco interés en presionar al gabinete para que actúe.

“Creo que tenemos que aguantar la respiración durante los próximos 20 días”, dijo el senador Mitt Romney a periodistas a última hora del miércoles.

La senadora demócrata Amy Klobuchar afirmó que el gabinete de Trump debería estar listo para tomar medidas, ya que el presidente podría causar más problemas en sus últimas semanas en el cargo.

“Más vale que estén listos para hacerlo si continúa porque no se puede tener un presidente que básicamente lidere una insurrección contra el gobierno de nuestro propio país”, dijo en la CBS.

A Trump aún le quedan 13 días en la Casa Blanca ahora que el Congreso ya certificó formalmente la victoria del demócrata Joe Biden. Pero miembros de su gabinete y aliados del presidente siguen discutiendo la posibilidad de invocar la Constitución de Estados Unidos (Enmienda 25) para destituirlo antes de esa fecha, según una fuente conocedora de la situación.

Facebook, una plataforma clave para Trump, anunció que prohibiría las publicaciones del mandatario hasta que asuma Biden.

Trump prometió una “transición ordenada” en una declaración matutina, en parte para evitar que más personal se vaya, pero insiste en que le robaron las elecciones.

Tampoco ha condenado la violencia que ocurrió después de que alentó a sus partidarios a marchar al Capitolio, a pesar de las súplicas de los altos cargos de su gobierno.

“Imploro al presidente y a todos los funcionarios electos que condenen enérgicamente la violencia que tuvo lugar ayer”, dijo el secretario de Seguridad Interior en funciones, Chad Wolf.

Ahora se instala una nueva valla alrededor del Capitolio antes del juramento de Biden, que tendrá lugar el próximo 20 de enero.

El asalto al Capitolio fue la culminación de meses de retórica incendiaria tras la elección del 3 de noviembre, con Trump realizando repetidamente afirmaciones infundadas de que el voto fue amañado e instando a sus partidarios a ayudarle a revertir su derrota.

Los alborotadores rompieron ventanas y asediaron la Cámara de Representantes mientras los legisladores estaban dentro, golpeando sus puertas. Los oficiales de seguridad apilaron muebles contra la puerta de la cámara y sacaron sus pistolas antes de ayudar a los legisladores y a otros funcionarios a escapar.

El FBI pidió al público información sobre las personas involucradas en el caos, en el que murieron cuatro personas.

Al certificar la victoria de Biden, aliados de Trump, como el vicepresidente Mike Pence y el líder republicano del Senado Mitch McConnell rechazaron las peticiones de intervención de Trump.

La conmoción del asalto pareció suavizar la determinación de algunos republicanos que habían apoyado los esfuerzos de Trump. Varios senadores republicanos que habían dicho que pondrían objeciones al recuento de votos electorales cambiaron de opinión cuando volvieron a la cámara.

“Todo lo que puedo decir es que no cuenten conmigo. Ya es suficiente”, dijo el senador Lindsey Graham, uno de los aliados más firmes de Trump en el Congreso, en la sala del Senado.