El rompimiento de un dique minero el viernes en la localidad de Brumadinho, en el sudeste de Brasil, ha dejado hasta el momento 60 muertos y 292 desaparecidos, informaron las autoridades.
Tras el incidente 382 personas han sido localizadas y 192 rescatadas con vida.
La catástrofe comenzó cuando un dique de la gigante brasileña Vale cedió, liberando una avalancha de lodo y residuos de minería que tapió parte de la localidad y estructuras del complejo localizado en Brumadinho, ciudad de 39,000 habitantes a 60 kilómetros de Belo Horizonte, capital de Minas Gerais.
Las búsquedas, interrumpidas brevemente durante la noche del domingo, fueron retomadas esta mañana con el apoyo de un contingente de 136 efectivos provenientes de Israel.
La prioridad “es buscar a los sobrevivientes y víctimas”, dijo este lunes el gobernador de Minas Gerais, Romeu Zema.
Aunque con el pasar del tiempo se reducen las posibilidades de encontrar sobrevivientes en el mar de lodo que comienza a asentarse, el portavoz de Defensa Civil, Flávio Godinho, dijo que “aún hay chances de hallar personas con vida”.
Se hunden acciones de Vale
Las acciones de Vale en la Bolsa de Sao Paulo se hundían 18.61% a 45.70 reales brasileños a las 8:11 am (hora de la Ciudad de México).
El productor mundial de mineral de hierro anunció la suspensión del pago de dividendos a sus accionistas y del programa de recompra de Vale de sus propias acciones, así como el pago de variables en la remuneración de los ejecutivos de la firma.
La justicia brasileña bloqueó durante el fin de semana unos 3,000 millones de dólares de la minera, para compensar perjuicios y daños ambientales.
Vale fue sancionada además hasta el momento con tres multas por un total de 119 millones de dólares.
A cuatro años de otra tragedia
El desastre en la mina Corrego do Feijao se produce a menos de cuatro años después del derrumbe de una presa en un yacimiento cercano manejado por Samarco Mineracao, empresa conjunta de Vale y BHP Billiton. Murieron 19 personas y un río quedó lleno de lodo tóxico.
Si bien el desastre de Samarco en 2015 arrojó aproximadamente cinco veces más desechos mineros, la ruptura de la presa del viernes fue mucho más mortal, ya que el barro golpeó las oficinas locales de Vale, incluida una cafetería llena de gente, y atravesó un área poblada cuesta abajo.
“La cafetería estaba en un área de riesgo”, acusó Renato Simao de Oliveiras, de 32 años, mientras buscaba a su hermano gemelo, empleado de Vale, en una estación de respuesta de emergencia. “Solo para ahorrar dinero (…). esos hombres de negocios sólo piensan en ellos mismos”.
El presidente ejecutivo de Vale, Fabio Schvartsman, dijo que las instalaciones fueron construidas de acuerdo con las leyes y que el equipo había demostrado que la represa estaba estable dos semanas antes. El auditor alemán TUV SUD dijo el sábado que inspeccionó la represa en septiembre y que todo estaba en orden.
“No soy un técnico de minas. Seguí los consejos de los técnicos y ustedes ven lo que sucedió. No funcionó”, dijo Schvartsman. “Estamos al 100% dentro de todos los estándares y eso no evitó (la desgracia)”.
Muchos se preguntaron si el estado de Minas Gerais, llamado así por la industria minera que ha configurado su paisaje durante siglos, debería tener estándares más altos.
“Hay formas seguras de practicar la minería”, afirmó el jefe de la comisión de minería y energía en la asamblea estatal, Vitor Xavier. “Es solo que disminuye los márgenes de ganancia, por lo que prefieren hacer las cosas de la manera más barata, y poner en riesgo la vida”.
El retroceso ante el desastre podría amenazar los planes del presidente Jair Bolsonaro de flexibilizar las restricciones en la industria minera, incluidas propuestas para abrir reservas indígenas y grandes franjas de la selva amazónica para la minería.
Con información de AFP y Reuters