El representante comercial de Estados Unidos, Robert Lighthizer, exhortó este lunes a la futura administración de Joe Biden a mantener los aranceles contra China, a pocos días de su asunción como presidente el 20 de enero.
Transformamos la forma en la que las personas ven a China, la forma en la que las personas abordan el comercio y cambiamos los modelos. Espero que eso continúe (con el nuevo gobierno)
dijo en una entrevista con el diario The Wall Street Journal.
La guerra comercial entre Estados Unidos y el gigante asiático lleva alrededor de dos años, y fue Lighthizer quien encabezó una política comercial dura contra Pekín.
El funcionario considera que esta política, que se tradujo por aranceles punitivos a cientos de millones de dólares en productos chinos, benefició a los trabajadores estadounidenses, aunque muchos economistas cuestionan esta conclusión.
Washington denunció durante la era Trump las prácticas comerciales “desleales” de Pekín, que subsidia sus empresas y obliga a las empresas extranjeras a transferir sus conocimientos tecnológicos para poder hacer negocios en el país.
Enfrentada a 370,000 millones de dólares en derechos aduaneros, China terminó firmando, hace un año, un acuerdo que incluye un incremento de compras de bienes y servicios estadounidenses por 200,000 millones de dólares en dos años.
Pekín también se comprometió a abrir sus mercados financieros y aliviar la presión sobre las empresas estadounidenses para que transfieran tecnología.
La lucha comercial sacudió a los mercados mundiales durante meses, creó un clima de incertidumbre en el mundo de los negocios, hizo más negativa la opinión de los estadounidenses sobre China y redujo los intercambios bilaterales.
La guerra arancelaria no llevó al desastre económico que algunos expertos predijeron. La principal consecuencia palpable para los estadounidenses fue el alza de precio de muchos productos importados.
A inicios de diciembre Biden señaló que pretende seguir firme con China, haciendo frente común con sus aliados históricos como la Unión Europea. Sería un cambio de estrategia más que un cambio de política.