Terminó el lunes en Nueva York la Cumbre de Cambio Climático de las Naciones Unidas, en el marco de una de las alzas de precio del petróleo más importantes de la historia, y con ausencias considerables entre los países más contaminantes del mundo.

La emergencia climática es una carrera que estamos perdiendo, pero también una que podemos ganar. Esta no es una cumbre de pláticas climáticas. Ya hemos hablado suficiente. No es una cumbre de negociación climática. No se puede negociar con la naturaleza. Esta es una cumbre de acción climática

António Guterres, Secretario General de la ONU

La ONU informó durante el fin de semana que 59 países utilizarían esta oportunidad para presentar planes para actualizar sus compromisos con el acuerdo de París “con el objetivo de reducir emisiones colectivas en al menos 45% para 2030”.

La visibilidad que las recientes protestas civiles han traído al problema provocó también la atención de los privados: empresas como Nestlé, L’Oréal, Salesforce, Ikea y Danone se unieron al UN Global Compact, una coalición de compañías que buscan alcanzar cero emisiones para 2050 y que ya cuenta con 87 firmantes.

Un grupo de 13 compañías de petróleo y gas anunció la creación de un plan para promover iniciativas de captura de carbono. Los participantes representan 32% de la producción mundial de hidrocaburos, y entre ellos figuran Exxon Mobil Corp, Chevron Corp y BP.

Ryan Heath, corresponsal de Naciones Unidas de Político, considera que estas acciones, junto con las de algunos gobiernos locales al interior de Estados Unidos, son parte de una estrategia a gran escala para crear leyes, inversiones y compromisos que puedan contrarrestar el impacto negativo de la administración de Donald Trump e incluso tener un efecto más duradero.

Esta edición de la Cumbre Climática no contó con la presencia de Xi Jinping y Vladimir Putin. Los líderes de China y Rusia, el primer y el cuarto país con mayores emisiones de carbono en el mundo respectivamente, decidieron enviar a otros miembros de sus gobiernos.

Trump escuchó el discurso de Angela Merkel y posteriormente abandonó la Cumbre en favor de un discurso frente a 250 personas sobre la libertad religiosa, un tema importante para su base de votantes.

Australia y Japón tampoco asistieron a la Cumbre que Heath llamó “en esencia, un asunto entre India, Europa, Indonesia y California”.

No es un desdén (a la Cumbre). Estoy muy ocupado. Las inundaciones (en Texas) son muy importantes para mí y, ehm, el cambio climático. Todo es muy importante.

Donald Trump, Presidente de Estados Unidos

El impacto de esta cumbre podría resultar relativamente contenido.

La lista de ausentes se une a una inercia negativa que el Acuerdo de París no ha podido detener: de acuerdo con la Agencia Internacional de Energía, sólo siete de 45 sectores económicos han hecho los cambios necesarios para poder alcanzar sus compromisos.

Coaliciones civiles y ex-funcionarios europeos creen que se requerirá de impuestos al carbón y penalizaciones en comercio internacional para poder generar un cambio.

Sin embargo, el cambio de liderazgo en la Unión Europea ha atado de manos al gobierno más progresivo del mundo, y ha limitado su influencia. El líder de facto de la Unión, Emmanuel Macron, ha concentrado sus esfuerzos en la protección de la selva amazónica, lo que le ha traído problemas con el gobierno brasileño.

La atención mundial a las energías renovables también tuvo un impulso el pasado 14 de septiembre, cuando la infraestructura petrolera de Arabia Saudita sufrió ataques coordinados de drones, los cuales impactaron la mitad de la producción nacional de 5.7 millones de barriles diarios: el 15% del consumo mundial.

El día siguiente, el precio del petróleo aumentó 20%, lo que Yun Li de CNBC calificó como “la mayor alza de precios en la historia”.

Sin embargo, los precios ya se han estabilizado, por lo que algunos expertos dudan que esta coyuntura pueda abrir las puertas a discusiones profundas sobre fuentes alternativas de energía, sobre todo dada la creciente producción estadounidense de crudo.

La cumbre fue clausurada por el primer ministro británico Boris Johnson, quien anunció un fondo de 1,200 millones de dólares para ayudar a países en vías de desarrollo a alcanzar sus compromisos climáticos, además de un fondo de 250 millones de dólares para proteger a especies en peligro de extinción.