A días de las elecciones intermedias, el domingo se publicó durante el Sunday Night Football en Estados Unidos un anuncio publicitario en televisión pagado por el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, que vinculaba a Luis Bracamontes -un inmigrante indocumentado preso por matar a policías en California en 2014- con la caravana migrante, que al momento huye de Centroamérica.

La publicidad fue rechazada por la cadena de noticias CNN desde un principio y la catalogó de racista.

“CNN ha dejado totalmente claro en su cobertura editorial que este aviso es racista. Cuando se presentó la oportunidad de cobrar para tener una versión de este aviso, lo rechazamos. Esos son los hechos”, dijo la cadena el 3 de noviembre por medio de su cuenta de Twitter.

Pero no fue hasta este lunes que NBC, Facebook y hasta Fox News decidieron retirar el comercial.

“Después de una revisión, reconocemos la naturaleza desconsiderada del aviso y hemos decidido dejar de emitirlo en todas nuestras compañías lo antes posible”, dijo un portavoz de NBC Universal, en un comunicado enviado el lunes por correo electrónico.

Facebook se sumó a la campaña, y dijo que ya no permitía la promoción pagada del anuncio porque violaba sus políticas. Sin embargo, no impidió que los usuarios de la red social compartieran el video.

Las empresas ya no se guían solo por el dinero

Las transnacionales son cada vez más conscientes del entorno que se vive actualmente y pugnan por ser no sólo rentables, sino socialmente responsables.

Un ejemplo de ello fue la protesta por inequidad y acoso laboral que tuvo en días recientes Google, en la que más de 1,000 empleados y contratistas de la empresa en Asia y Europa pausaron sus labores el jueves en protesta por el ambiente sexista y racista que, dicen, existe en sus lugares de trabajo.

En un comunicado emitido el miércoles por la noche, los organizadores de la protesta reclamaron a Alphabet -matriz de Google- que incorpore a un representante de los trabajadores en su junta directiva y comparta internamente datos sobre equidad de pago. También exigieron cambios en el área de recursos humanos para mejorar el proceso de reclamos por acoso.

Cientos de trabajadores salieron de su sede europea en Dublín poco después de las 11:00 horas, tiempo local, mientras que los organizadores compartieron fotografías en las redes sociales de cientos más que abandonaron las oficinas de Google en Londres, Zúrich, Berlín, Tokio y Singapur.

“No he sido víctima de acoso, pero si solo una persona lo ha sido, es importante para nosotros y para mí demostrar nuestra solidaridad”, dijo Kate, una de las trabajadoras que organizó la protesta en Dublín, donde Google emplea a 7,000 personas y tiene su sede más grande fuera de Estados Unidos.

Por su parte, empleados irlandeses dejaron notas en sus puestos de trabajo que decían: “No estoy en mi escritorio porque salgo con otros empleados y contratistas de Google para protestar contra el acoso sexual, la mala conducta, la falta de transparencia y una cultura laboral que no funciona para todos”, informó la emisora ​​nacional RTE.

El descontento entre los 94,000 empleados de Alphabet y decenas de miles de contratistas más no ha afectado notablemente a las acciones de la compañía.

Con información de Reuters

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