Donald Trump se lo dijo claramente a América Latina durante sus cuatro años de gobierno: no hagan negocios con China. Sin embargo, el mensaje no fue recibido.
Mientras el presidente electo Joe Biden se prepara para entrar en la Casa Blanca el 20 de enero, Pekín ha estrechado su control sobre vastas franjas de la región rica en recursos naturales que una vez fue considerada el patio trasero de Estados Unidos.
Una investigación de Reuters, que incluye entrevistas con funcionarios y asesores actuales y anteriores, y un análisis de datos comerciales, encontró que durante el mandato de Trump, la influencia de China en la mayor parte de América Latina ha dejado rezagado a Estados Unidos.
La situación plantea un desafío para Biden, quien ha prometido restaurar el papel de Washington como líder mundial tras años de la política “Primero Estados Unidos” de Trump, y ha dicho que la pérdida de influencia en América Latina es una amenaza a la seguridad nacional.
“Deberían estar al tanto de que la incompetencia y el abandono de Trump de América Latina y el Caribe terminarán el primer día de mi gobierno”, dijo Biden a Americas Quarterly en marzo. Su equipo no quiso hacer comentarios para esta historia.
La promesa no será fácil de cumplir.
Desde 2018, China ha superado a Estados Unidos como el mayor socio comercial de América Latina -si se saca a México de los cálculos- comprando cobre andino, granos argentinos y carne brasileña.
Pekín también ha invertido más y ha ofrecido préstamos con bajo interés en la región, respaldando proyectos energéticos, granjas solares, presas, puertos, líneas de ferrocarril y autopistas.
El expresidente boliviano Jorge Quiroga explicó el atractivo de China durante una entrevista en La Paz a principios de este año, añadiendo que era el socio más importante junto a Brasil.
“La gente me dice: ‘¿Qué prefieres, Estados Unidos o Europa?’ Yo digo Brasil. ‘¿Qué prefieres, Estados Unidos o Europa de segundo?’ Yo digo China, porque es la realidad de Sudamérica”.
‘Trump no mostró interés’
Funcionarios de la región advirtieron que China, un importante socio económico y diplomático de muchos países, será difícil de desbancar. Los miles de millones de dólares de Pekín han sido vitales para los países emergentes endeudados, una necesidad que se ha agudizado por el impacto de la pandemia de coronavirus.
“Creo que China tiene más interés en Argentina que Estados Unidos. Y eso es lo que marca la diferencia”, dijo un funcionario del gobierno argentino. “Trump no mostró ningún interés. Esperemos que Biden lo haga”.
China es ahora el socio comercial número uno de Brasil, Chile, Perú, Uruguay y otros. También supera con creces a Estados Unidos en términos de comercio con Argentina.
Fuera de México, el comercio de China con la región superó a Estados Unidos en 2018 y la distancia creció el año pasado: más de 223,000 millones de dólares frente a los 198,000 millones de Estados Unidos, según cifras comerciales de la base de datos Comtrade de la ONU.
Estados Unidos sigue siendo mucho mayor cuando se incluye a México, su principal socio comercial en el mundo el año pasado.
Algunos países de la región consideraban que el gobierno de Trump hacía poco más que insistir a sus pares latinoamericanos en que no se acercaran demasiado a China, en particular a la financiación barata o lazos tecnológicos, a medida que se intensificaba la carrera por el dominio de la tecnología 5G.
Mark Feierstein, quien asesoró al expresidente Barack Obama, dijo que la falta de compromiso y la salida de Trump del bloque comercial de la Alianza Transpacífica creó un vacío que China había llenado y que Biden buscará revertir.
“Lo que Trump ha hecho es que China parezca un mejor socio. Todo eso cambiará”, señaló Feierstein, ahora un asesor principal del Grupo Albright Stonebridge y CLS Strategies.
Ventaja estratégica
Biden probablemente dará mayor prioridad a América Latina, dijeron analistas y exasesores, pero tendrá que hacer malabares cuando debe enfrentar además una dura recuperación de la pandemia y el restablecimiento de los lazos con Europa y Asia.
Janet Napolitano, exsecretaria de Seguridad Nacional durante el gobierno de Obama, dijo que su experiencia con Biden fue que él veía una “ventaja estratégica para Estados Unidos de tener relaciones muy fuertes en toda América Central y del Sur”.
Biden seguirá impulsando advertencias similares contra el acercamiento a China, pero puede que tenga como objetivo recuperar la confianza con más ofertas de incentivos financieros y la vuelta de la ayuda humanitaria que Trump recortó, dijeron expertos.
“(Su gobierno) comprenderá la dependencia de América del Sur del mercado chino para las materias primas, e intentará con mucha más energía y generosidad ofrecer apoyo”, dijo Benjamin Gedan, exfuncionario del Consejo de Seguridad Nacional bajo el mandato de Obama y ahora académico del Wilson Center.
Diplomacia económica
China aprovechó la oportunidad durante la pandemia para estrechar los lazos en toda América Latina, enviando suministros médicos, incluidos ventiladores y máscaras, para combatir el COVID-19.
En Argentina, el gobierno ha anunciado en los últimos meses una serie de iniciativas nuevas o ampliadas con China, ensayos de vacunas, un intercambio de divisas, cooperación en el espacio y un curso de estudios militares chinos para los estudiantes de la universidad de defensa nacional del país sudamericano.
Las naciones han discutido una visita de estado a China del presidente Alberto Fernández y la posibilidad de que Argentina se una a la Iniciativa de la Franja y la Ruta de Pekín.
Margaret Myers, directora del programa de China y América Latina del Diálogo Interamericano, dijo que mientras que los préstamos soberanos chinos han disminuido un poco, en su lugar ha llegado el financiamiento de los bancos comerciales.
“La diplomacia económica de China, ya sea a través del comercio o las finanzas, ha abierto una amplia gama de puertas”, dijo, citando un préstamo de 2,400 millones de dólares a Ecuador este año por el China Exim Bank.
Estados Unidos parecía haber cambiado de rumbo en los meses previos a la elección presidencial del mes pasado, desplegando su propio conjunto de iniciativas en la región en un intento de competir con China, pero muchos las consideraron escasas y tardías.
“Esta es una gran competencia de poder, y se está desarrollando en todo el mundo, incluyendo América Latina”, dijo un funcionario de alto rango del gobierno de Estados Unidos, que pidió no ser mencionado. “Tenemos una estrategia y estamos retrocediendo”.
Francis Fannon, secretario adjunto de Recursos Energéticos del Departamento de Estado, después de una visita a Brasil, Chile, Ecuador y Panamá, dijo que la pandemia corre el riesgo de empujar a algunos países de la región hacia socios como China.
“El COVID está afectando la toma de decisiones económicas y está afectando la psicología de los países. Queremos animar a los países a que continúen en el camino de reforma en el que han estado”, dijo Fannon. “Estados Unidos es el socio de preferencia. Lo ha sido y sigue siéndolo”.