El presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden, presentó durante su campaña un plan ambicioso de transición energética equiparable al Green New Deal, que comprende una inversión de más de dos billones de dólares en la industria.

La implementación será uno de los pasos más importantes para corregir el curso de la crisis climática, aunque podría encontrarse con obstáculos tanto políticos como logísticos.

“Estados como California o Nueva York ya han implementado acciones ambientales en sus ciudades, y esta política pondría al resto del país en la misma tónica”, explicó María Valencia, internacionalista del sector energético.

“Se ha especulado que la industria de oil & gas sería afectada, pero hay que recordar que la regulación de estas actividades es del ámbito estatal. El proyecto aportará mucho, pero tampoco será un cambio enorme en este tipo de actividades que sí generan emisiones”.

Biden y su compañera de fórmula, Kamala Harris, no han expresado una postura fija sobre la posibilidad de prohibir el fracking, algo que demanda el ala más radical del partido demócrata.

Una prohibición general provocaría que Estados Unidos desperdiciara los bajos precios de gas natural que ha visto recientemente, además de que afectaría la capacidad del país de migrar su tecnología de generación eléctrica, por lo que es difícil que ocurra, explicó Andrea Arias, consultora en energía.

Estas son buenas noticias para México pues, dadas las crecientes necesidades de gas de Estados Unidos, la industria necesitará continuar produciendo grandes volúmenes para poder satisfacer la demanda interna y tener la capacidad de exportar a nuestro país.

Valencia adelantó que esto no debería ser un problema, y que existe una buena relación con las empresas que difícilmente se fragmentará.

La Presidencia de Biden sí podría provocar una diferencia importante comparada con la actual, pues vislumbran implementar bonos verdes, aumentar los impuestos a industrias contaminantes y revertir los cambios legislativos que Trump impulsó para volver más laxas las normativas ambientales.

Enfrentar la amenaza del cambio climático presenta una oportunidad única en la vida para inyectar nueva vida a nuestra economía. Vamos a crear millones de empleos sindicados y de alta calidad construyendo infraestructora moderna y un futuro de energía limpia.

Valencia recordó que algunas de las grandes empresas petroleras del mundo, sobre todo las europeas, ya están realizando cambios para diversificar sus portafolios e incluir energías limpias, y explicó que el plan de Biden podría impulsar a las empresas estadounidenses para hacer lo propio.

Los cambios en la industria energética, además de permear a otras industrias, significan una importante fuente de empleos, señaló Arias. “Está comprobado que las energías renovables pueden generar hasta 2.6 empleos por cada empleo generado por las tecnologías fósiles. Con una inversión tan importante es viable que la población sienta el efecto”.

El plan energético de Biden también contempla sanciones a las empresas más contaminantes, lo que no se limitaría a aquellas que operan dentro de territorio estadounidense.

La política se va a extender a todas las regiones del mundo donde tenga alcance, como una forma de velar por sus intereses

La habilidad de Biden para implementar las nuevas políticas energéticas dependerá en gran parte de que el partido demócrata sea capaz de recuperar el control del Senado. En caso de que este sea controlado por el partido republicano, el presidente podría tener problemas para pasar legislaturas vitales para sus planes.

Las proyecciones electorales otorgan a cada partido 48 representantes en el Senado, con cuatro carreras aún por reportar.