En el próximo paquete de ayuda por la contingencia provocada por el coronavirus, el gobierno de Estados Unidos busca que los beneficios por desempleo no se mantengan en los mismo niveles en los que se encuentran actualmente.
El presidente estadounidense Donald Trump y Steven Mnuchin, secretario del Tesoro de Estados Unidos, se reunieron en la Casa Blanca con Mitch McConnell y Kevin McCarthy, líderes republicanos del Congreso, para discutir los lineamientos de la propuesta de estímulo de los republicanos, mientras el Congreso prepara el nuevo paquete de ayuda económica ante la pandemia.
Al respecto, el secretario del Tesoro dijo que la administración descarta que los beneficios de desempleo continúen en su nivel actual de 600 dólares por semana, por lo que abriría negociaciones por un billón de dólares en ayuda complementaria.
La Cámara de Representantes aprobó una legislación, promovida por los demócratas, que facilitaría tres billones de dólares adicionales en ayuda, sin embargo el Senado, controlado por los republicanos, se negó a considerarlo.
Nos aseguraremos de no pagar más dinero para quedarse en casa que para ir a trabajar. Queremos garantizar que se puede ir a trabajar de manera segura y tendremos créditos fiscales que incentiven a las empresas para que los empleados vuelvan al trabajo
aseguró Steven Mnuchin, secretario del Tesoro de Estados Unidos.
McCarthy, un republicano de alto rango de la Cámara de Representantes, hizo eco de las preocupaciones de Mnuchin.
“No creemos que se deba gastar dinero federal para crear un desincentivo para trabajar”, dijo.
El Congreso regresó a Washington después de un receso de dos semanas para las negociaciones sobre el próximo paquete de estímulo, que ambas partes pretenden que se apruebe antes de fin de mes, cuando vencen los beneficios actuales.
Uno de los puntos conflictivos es la cuestión de los beneficios de desempleo mejorados, que han puesto 600 dólares adicionales por semana en los bolsillos de los estadounidenses desempleados, cifra a la que se suman beneficios estatales desde que se aprobó la Ley de Cuidados por dos billones de dólares en marzo pasado.
Por un lado, los demócratas apoyan que los beneficios mejorados de desempleo continúen, al considerar que han desempeñado un papel fundamental en ayudar a los estadounidenses a pagar sus deudas y poner comida en la mesa mientras la tasa de desempleo se mantiene en doble dígito.
Sin embargo, los republicanos consideran que los beneficios de desempleo mejorados han disuadido a algunos estadounidenses de regresar al trabajo, lo que supondría que, en algunos casos, los beneficiarios están ganando más en desempleo de lo que lo harían en sus trabajos.
En tanto, McConnell señaló que los republicanos también planearon centrarse en el tema de la responsabilidad legal de las escuelas y las empresas derivadas de la reapertura.
“No necesitamos una epidemia de demandas”, aseguró el legislador durante la reunión en la Casa Blanca.
El presidente estadounidense también ha planteado en repetidas ocasiones la cuestión de un recorte de impuestos sobre la nómina, una idea que si bien no ha ganado popularidad en el Congreso, probablemente se convertiría en un punto central del debate, dado el enfoque de Trump.
Un recorte de impuestos sobre la nómina “sería un ahorro tremendo y un incentivo para que las empresas contraten y mantengan los puestos de trabajo”, afirmó el mandatario.