Los países más industrializados del mundo prometieron 1,000 millones de dosis de vacunas contra el COVID-19 a los más pobres durante la cumbre del G7, un volumen considerado insuficiente por sus críticos, que atrIbuyen la penuria al acaparamiento de Occidente.

Diversas ONG como Oxfam y Human Rights Watch, al frente en la lucha por una distribución más justa de los inmunizantes, estiman que se necesitan 11,000 millones de dosis este año, el volumen que los grupos farmacéuticos aseguran poder producir en 2021.

Situación

Una cuarta parte de los 2,295 millones de dosis administradas en el mundo hasta ahora ha sido en los países del G7, que representan únicamente el 10% de la población mundial.

Alemania, Francia, Italia, Reino Unido, Estados Unidos, Canadá y Japón son países miembros del G7.

El jefe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) consideró “grotesca” esta diferencia, que, a su juicio, es “un catastrófico fracaso moral”.

Estados Unidos y la Unión Europea (UE) prometieron vacunar al grueso de su población para mediados de septiembre, en lugar de limitar las campañas de vacunación a lo estrictamente necesario.

En un contexto de escasez, estas dosis no van a los trabajadores sanitarios ni a las personas vulnerables en los países con menos reservas.

Las naciones de renta baja, en términos del Banco Mundial, se contentan hasta ahora con el 0.3% de las dosis inyectadas.

En el mundo, se han administrado 29.45 dosis por cada 100 habitantes, pero de manera desigual: 2.8 dosis por cada 100 habitantes en África, contra 73 en los países del G7.

La semana pasada, el sistema Covax recaudó fondos adicionales con el fin de obtener 1,800 millones de dosis para 91 países pobres, que empezarán a distribuirse en 2021 y principios de 2022.

Estas unidades permitirán proteger a casi el 30% de la población de esas naciones. Un país adicional, India, recibirá el 20% del total de los inyectables disponibles.

¿Qué es Covax?

La OMS, la Alianza para la Vacunación (GAVI) y la Coalición para las Innovaciones en Preparación para Epidemias (CEPI), promovieron en junio de 2020 este mecanismo que busca garantizar un reparto justo de las vacunas en el mundo.

El sistema Covax cuenta con un sistema de financiación que permite a 92 economías de renta baja y media acceder a las dosis.

¿Por qué hay escasez?

Hasta el 8 de junio, Covax entregó más de 81 millones de dosis de vacunas en 129 países y territorios, muy por debajo de su objetivo.

El mecanismo se enfrentó primero al acaparamiento de inyectables que hicieron los países que tenían medios para adquirir las limitadas unidades disponibles.

A continuación, la mala suerte hizo que Covax se apoyara sobre todo en el suero de AstraZeneca, fabricado en India por el Serum Institute.

Ante la explosión de casos, el gobierno indio congeló las exportaciones para usar las dosis en su país. El fin de la prohibición se espera en varios meses.

¿Cómo producir más?

Uno de los objetivos es ahora aumentar la producción. La idea más debatida al respecto es la suspensión temporal de las patentes de las vacunas y de otros productos contra el COVID-19.

Las conversaciones en la Organización Mundial del Comercio (OMC) progresaron esta semana, pero no se espera ningún acuerdo rápidamente.

Según los partidarios de esta iniciativa, la suspensión impulsaría la producción en los países en desarrollo.

Pero sus detractores abogan en cambio por levantar los obstáculos al comercio de ingredientes y por las “licencias obligatorias”.

Para la industria farmacéutica, agregar nuevos fabricantes, en ocasiones inexperimentados, presenta el riesgo de desperdiciar recursos valiosos y raros.

La OMS pidió esta semana a los fabricantes que pongan a disposición de Covax la mitad de la producción de dosis anticovid este año.

Y el 1 de junio, los líderes de varias instituciones internacionales llamaron al G7 a destinar 50,000 millones de dólares a un plan antipandemia.

Este debería permitir inmunizar al 40% de la población mundial para finales de 2021 y al menos al 60% para finales de 2022.