Estados Unidos anunció este lunes que dejará de realizar exportaciones de armas a Hong Kong.
La medida responde a una restricción de visados que Pekín anunció más temprano en medio de una escalada en torno a la autonomía de la excolonia británica.
No nos da ningún placer tomar esta acción, que es una consecuencia directa de la decisión de Pekín de violar sus propios compromisos bajo la declaración conjunta sino-británica registrada por la ONU
Mike Pompeo, secretario de Estado de Estados Unidos
El Departamento de Estado finalizará todas las exportaciones a Hong Kong que figuran en su lista de armamento controlado, éstas incluye desde munición avanzada hasta equipamiento militar, a los que ya se les exigía luz verde de la administración y el Congreso.
“Ya no es posible para nosotros distinguir entre las exportaciones controladas hacia Hong Kong o China continental”, dijo Pompeo en un comunicado.
Más temprano, China indicó que impondrá restricciones de visados a ciudadanos estadounidenses que se han “comportado de manera ofensiva” en lo referente a Hong Kong, una medida anunciada antes de la esperada aprobación por los legisladores chinos de una controvertida ley nacional de seguridad para la excolonia británica.
“Ardid” de Estados Unidos
El viernes, la administración del presidente estadounidense Donald Trump dijo que iba a restringir los visados para un número indeterminado de responsables chinos por infringir la autonomía de Hong Kong.
En respuesta, el portavoz del ministerio chino de Exteriores, Zhao Lijian, dijo el lunes que el “ardid” de Estados Unidos para “obstruir la aprobación de la ley de seguridad nacional de Hong Kong nunca prevalecerá”.
“Para apuntar a las acciones ilícitas anteriores de Estados Unidos, China decidió imponer restricciones de visados a individuos estadounidense que se han comportado de manera ofensiva en asuntos concernientes a Hong Kong”
dijo Zhao Lijian
A raíz de las gigantescas manifestaciones del año pasado contra la influencia de Pekín, el régimen del presidente Xi Jinping anunció el mes pasado una ley de seguridad nacional en Hong Kong, pero la oposición democrática de la excolonia británica la considera una herramienta para reducirla al silencio.
Estados Unidos lidera una oposición global a la ley de Pekín, que según los activistas limitará las libertades de ese territorio semiautónomo.
Bajo el principio de “un país, dos sistemas”, Hong Kong se beneficia desde su retorno a soberanía china en 1997 de una amplia autonomía, libertad de expresión y justicia independiente. Sin embargo, este enclave financiero está dirigido por un grupo ejecutivo cuyos miembros son afines a Pekín.
Estados Unidos, Reino Unido, la Unión Europea y el órgano de derechos humanos de la ONU han expresado su preocupación de que la ley sirva para silenciar las críticas a Pekín, que usa leyes similares para acallar la disidencia.
Siete meses de protestas en Hong Kong
A fines de mayo, poco antes de que el Parlamento chino se dispusiera a votar la ley de seguridad, Washington declaró formalmente que Hong Kong no gozaba más de la autonomía prometida por China.
Pompeo indicó que China incumplía sus obligaciones negociadas con Reino Unido.
La declaración estadounidense allanó el camino para eliminar los privilegios comerciales del centro financiero.
El año pasado, Hong Kong se vio sacudido por siete meses seguidos de protestas, que empezaron contra un proyecto de ley, abandonado más tarde, para permitir extradiciones a la China continental.
Pero las protestas se transformaron luego en una revuelta popular contra Pekín y en llamamientos en reclamo de democracia.