La Comisión Europea propuso este miércoles un plan para el próximo presupuesto a largo plazo del bloque y para un fondo de recuperación vinculado al mismo a fin de proporcionar un estímulo masivo a la economía del continente afectada por la pandemia de coronavirus.
Uno de los objetivos es proteger al mercado único de la Unión Europea, de 450 millones de personas, para que no se vea fragmentado por niveles divergentes de crecimiento y riqueza en la salida de la recesión más profunda de su historia.
La pandemia del nuevo coronavirus, surgida en diciembre en China, ha causado estragos humanos, con más de 173,000 fallecidos en Europa, y severos daños económicos, con una contracción del 7.4% del Producto Interior Bruto (PIB) de la UE en 2020, según Bruselas.
¿De cuánto dinero se trata?
La Comisión Europea ha propuesto un presupuesto de 1.1 billones de euros para el bloque para el periodo 2021-27 y un fondo de recuperación adjunto por valor de 750,000 millones de euros (unos 825,000 millones de dólares), 500,000 millones de los cuales consistirían en transferencias sin costo añadido para los Estados beneficiarios y el resto en préstamos reembolsables.
“En total, este Plan Europeo de Recuperación pondrá 1.85 billones de euros para ayudar a impulsar nuestra economía y asegurar que Europa repunte”, dijo el ejecutivo de la UE en un documento titulado “El momento de Europa: Reparar y Preparar la Próxima Generación”.
Para acercar posiciones, Bruselas propuso que el fondo de recuperación se reparta como préstamos, como exigía Países Bajos, y ayudas a fondo perdido, como pedían España e Italia.
¿Cuándo comenzará a fluir?
La Comisión quiere empezar a repartir el dinero a partir de septiembre basándose en los cambios en el actual presupuesto de la Unión Europea (UE), así como aumentar el gasto de estímulo durante dos años a partir de 2021 cuando el nuevo presupuesto conjunto y el fondo de recuperación se pongan en marcha adecuadamente.
¿Quién se beneficiaría?
Gran parte del dinero se destinará a Italia y España, los más afectados por la pandemia, que en conjunto recibirán 313,000 millones de euros en transferencias no reembolsables y préstamos.
Italia recibiría 81,807 millones en ayudas directas y 90,938 millones en préstamos, mientras que España contaría con 77,324 millones en subvenciones y 63,122 millones en créditos reembolsables.
El dinero se transferirá directamente a los Estados miembros de la UE y, con garantías del Banco Europeo de Inversiones, a las empresas.
Parte consistirá en transferencias gratuitas destinadas a los programas habituales de presupuesto de la UE, incluidas la ayuda al desarrollo y las subvenciones agrícolas. Otros fondos estarán disponibles para los Estados miembros en forma de préstamos basados en los planes de recuperación y reformas que presentarían a Bruselas.
Los objetivos principales son impulsar el desarrollo de las economías verde y digital de la UE. El acceso a los fondos también estaría condicionado a la defensa del Estado de derecho.
Las transferencias, aunque controvertidas, se consideran necesarias porque Italia, España, Grecia, Francia y Portugal ya tienen una deuda elevada y dependen en gran medida del turismo, un sector que está sufriendo especialmente por la pandemia.
Generations before us have built a Union of peace and prosperity, without peer or precedent anywhere in the world. Today we face our own defining moment.
With #NextGenerationEU we can build a green, digital and resilient future for our Union. ? https://t.co/JmHsay3I9g pic.twitter.com/coojAUgGu7— Ursula von der Leyen #UnitedAgainstCoronavirus (@vonderleyen) May 27, 2020
¿Quién pagará la deuda y cuándo?
El nuevo dinero provendría de un préstamo masivo sin precedentes de la Comisión Europea con cargo al presupuesto de la UE.
La Comisión ha propuesto vencimientos de bonos de hasta 30 años. Empezaría cubriendo intereses con el presupuesto del bloque para 2021-27 y terminaría de devolver el dinero para 2058.
Los recursos para hacerlo provendrían de los presupuestos del bloque a partir del de 2028, los cuales se nutren de las contribuciones habituales de los Estados miembros y de algunos impuestos ya existentes de la UE, así como de nuevos gravámenes que la Comisión propone aplicar a las emisiones de CO2, a las transacciones digitales o a las importaciones con huella de carbono.
También se propuso que el presupuesto de la UE reciba una contribución mayor del Impuesto sobre el Valor Añadido pagado por los Estados.
¿Qué sigue?
El plan de la Comisión necesita obtener el apoyo unánime de los 27 Estados miembros de la UE, así como del Parlamento Europeo. Los líderes nacionales de la UE lo discutirán en una cumbre prevista para el 18 y 19 de junio, aunque es probable que cualquier acuerdo final tarde más tiempo en llegar.
¿Cuáles son los obstáculos?
Todavía existen grandes divisiones sobre cómo se recaudará y cómo se gastará el dinero del plan de estímulo, lo que significa que se avecinan semanas o incluso meses de tira y afloja y que el paquete final de recuperación de la UE puede terminar difiriendo de lo propuesto este miércoles.
Algunos elementos del plan también requerirían de una complicada ratificación adicional por parte de los parlamentos nacionales.
“El costo de la inacción en esta crisis será mucho más caro para nosotros”, advirtió la titular del ejecutivo comunitario, Ursula von der Leyen, llamando a los 27, ante la Eurocámara, a “dejar de lado los viejos prejuicios” y apoyar su plan.
La tarea no es fácil. Von der Leyen, que llegó al poder en diciembre con un programa basado en la transición ecológica y digital como nueva estrategia de crecimiento del bloque, se enfrenta a su mayor reto: salir de la peor crisis desde la Segunda Guerra Mundial.
Los debates se anuncian tensos. Los europeos reproducen la división existente durante la pasada crisis de la deuda, que se saldó con el rescate de Grecia, a cambio de duras reformas, y el cruce de reproches de los países del Norte al Sur por, a su juicio, no controlar el gasto.
La propuesta de fondo “es una buena base para la negociación”, estimó el gobierno español. “Es difícil imaginar que esta propuesta sea el resultado final de las negociaciones”, aseguró un diplomático neerlandés, advirtiendo que la aprobación debe ser por unanimidad.
Aunque el presidente francés, Emmanuel Macron, pidió llegar a un acuerdo “rápidamente”, los analistas lo ven posible a partir de septiembre bajo la presidencia pro témpore de Alemania, máxime cuando el debate del fondo se suma al ya tenso sobre el presupuesto de la UE.
Con información de Reuters y AFP