Los equipos diplomáticos de China y Estados Unidos se reunieron en Alaska  para iniciar una ronda de mesas de dos días que concluyen este viernes. Pero el resultado del primer encuentro no fue tan amistoso.

El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, y el asesor de seguridad nacional, Jake Sullivan, abrieron su reunión con el máximo diplomático de China, Yang Jiechi, y el consejero de Estado, Wang Yi, en Anchorage, recién salidos de las visitas de Blinken a los aliados de Japón y Corea del Sur.

“Vamos a… discutir nuestras profundas preocupaciones con las acciones de China, incluido Xinjiang, Hong Kong, Taiwán, ataques cibernéticos a Estados Unidos, la coerción económica de nuestros aliados”, dijo Blinken en declaraciones públicas inusualmente contundentes en la primera cita.

“Cada una de estas acciones amenaza el orden basado en reglas que mantiene la estabilidad global”, agregó.

Sullivan, en tanto, afirmó que su país no busca un conflicto con China, pero que defenderá principios y amigos.

Estados Unidos está buscando que China cambie su comportamiento si quiere reiniciar las amargas relaciones, pero Pekín ha dicho que Washington está lleno de ilusiones si cree que se comprometerá.

La actitud china fue igualmente incisiva. Yang Jiechi realizó un largo discurso, criticando lo que dijo era la lucha por la democracia en Estados Unidos y el maltrato de las minorías.

“China se opone firmemente a la injerencia de Estados Unidos en los asuntos internos de China (…) y tomaremos medidas firmes en respuesta”, dijo Jiechi.

“Lo que tenemos que hacer es abandonar la mentalidad de la Guerra Fría”, agregó. A su lado, el canciller chino Wang Yi denunció las últimas sanciones estadounidenses, anunciadas en vísperas de la reunión, contra la erosión de la autonomía de Hong Kong. “No es así como recibes a tus invitados”, protestó.

El ministerio de Relaciones Exteriores había advertido que “China no hará ninguna concesión en temas referentes a su soberanía, seguridad e intereses”.

Bonnie Glaser, directora del Proyecto de Energía en el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales de China, dijo a AFP que las conversaciones tendrían un impacto limitado.

“Analizarán si hay puntos en común en algunos temas y si hay formas de gestionar e incluso reducir sus diferencias”, dijo a la AFP.

“Las expectativas seguirán siendo bajas. Un restablecimiento de la relación no está a la vista”.

La última reunión entre las dos potencias, en junio, no aportó nada para descongelar la fría relación que parecía marcar una nueva Guerra Fría hacia finales del mandato de Trump.

Pese a las tensiones mostradas durante la parte pública de la reunión, de acuerdo con medios como El País, las reuniones a puerta cerrada tuvieron un tono más mesurado, de lo que se infiere que los reclamos van más encaminados hacia generar una imagen de fortaleza frente a los connacionales de cada país.

Con información de Reuters y AFP