La elección presidencial de Perú se encamina hacia una final de infarto, mientras la derechista Keiko Fujimori se aferra a una pequeña ventaja y su rival socialista Pedro Castillo estrechaba la brecha en una de las contiendas más polarizada en décadas en el país.
El recuento oficial muestra a Fujimori con un 50.2% y a Castillo con un 49.8%, con cerca del 92% de los votos procesados, y la diferencia se está reduciendo ya que se espera que los votos contabilizados al final provengan de áreas rurales, más favorables al candidato de izquierda.
En la medida de que hay más voto rural que el extranjero es probable que las líneas se vuelvan a cruzar, pero todavía no lo sabemos, lo que podemos decir es que sigue la incertidumbre.Es un país que esta muy dividido con dos visiones muy diferentes de lo que se quiere al futuro
dijo Alfredo Torres, de Ipsos Perú, a América Televisión
El recuento rápido no oficial realizado por Ipsos Perú a última hora del domingo dio al maestro Castillo una pequeña ventaja después de que una encuesta a pie de urna dijera que Fujimori conseguiría la victoria, dejando al país, a los inversores y a las empresas mineras en una situación de elevada incertidumbre.
El probable final de fotografía podría dar lugar a días de tensión, ya que la votación pone de manifiesto la fuerte división entre la capital, Lima, y el interior del país, que ha impulsado el inesperado ascenso de Castillo.
Lucía Dammert, académica peruana radicada en Chile, predijo que los próximos días serían febriles, con posibles impugnaciones de los votos y solicitudes de recuento. Dammert pronostica protestas sobre todo si Fujimori gana.
“Lo que está claro es que si Keiko gana va a tener que encerrarse en una fortaleza en Lima y aguantar lo que pase en el resto del país”, dijo.
El domingo por la noche, Castillo, de 51 años, hijo de campesinos y quien ha prometido reformar la Constitución y la legislación minera de Perú, convocó a sus partidarios a “defender el voto”, aunque luego llamó a la calma. “Gane quien gane, tiene que dialogar con el Gobierno y otras fuerzas políticas, estamos en un país polarizado”, afirmó el analista político Andrés Calderón.
Fujimori, de 46 años, hija del expresidente Alberto Fujimori, encarcelado por abusos contra los derechos humanos y corrupción, también pidió “prudencia, calma y paz a ambos grupos”.
El partido Perú Libre de Castillo dijo en Twitter que el candidato, que había estado en su distrito natal rural del norte para votar, llegaría a la capital Lima alrededor de las 10:00 am (hora local) del lunes, para “para hacer respetar la voluntad popular”.
Incertidumbre en aumento
J.P. Morgan dijo en una nota a clientes que podrían pasar días antes de que se aclare el resultado final de las elecciones en la nación andina, rica en cobre, y que los dos candidatos podrían optar por esperar a que termine este proceso antes de declarar la victoria o conceder la derrota.
El lunes por la mañana, Fujimori tenía 8.27 millones de votos frente a los 8.20 de Castillo, con una diferencia de 66.790 que se iba reduciendo. Se espera que el voto rural, más lento de contar, ayude a Castillo, aunque los votos no contados en el extranjero podrían ayudar a Fujimori.
“A no ser que el ajustadísimo escenario que muestran el conteo rápido resulte erróneo, parece que se avecinan varios días de gran incertidumbre”, afirma el informe.
La tensa elección, que se produjo después de que Perú pasara por tres presidentes en una semana el año pasado, ha sacudido sus mercados de divisas y de deuda, mientras que las empresas mineras temen que Castillo pueda dar paso a una mayor intervención estatal en el sector.
Sin embargo, los analistas también afirman que quien gane tendrá un mandato debilitado, dadas las fuertes divisiones existentes en Perú, y se enfrentará a un Congreso fragmentado en el que ningún partido tendrá mayoría, lo que podría paralizar cualquier reforma importante.
Los dos candidatos prometieron remedios muy diferentes para un país que ha sufrido escándalos de corrupción en los últimos años y una fuerte caída económica provocada por el brote de COVID-19 más mortífero del mundo por cantidad de habitantes.