No hay fecha que no llegue, ni plazo que no se cumpla. Mario Draghi ofreció este jueves su último discurso al frente del Banco Central Europeo (BCE).

En cierta manera, esto es parte de nuestra herencia: nunca te des por vencido,

fue la frase con la que el economista resumió sus ocho años en la presidencia de la institución, antes de la llegada de Christine Lagarde, quien iniciará su gestión el 1 de noviembre.

Draghi insistió ante la prensa sobre su determinación de proteger al euro durante un mandato tumultuoso, marcado por crisis y críticas.

Además defendió su política monetaria ultra expansiva en momentos en que su periodo finaliza tal como lo empezó: tratando de unificar a un bloque monetario cada vez más alienado.

Si hay una cosa de la que estoy orgulloso, es sobre la manera en que el Consejo de gobernadores y yo mismo sobrellevamos nuestro mandato, de forma constante. Colectivamente podemos estar muy, muy orgullosos,

insistió.

Panorama sombrío

En 2012, Draghi se comprometió a “hacer lo que sea necesario” (“Whatever it takes”) para salvar al euro, una frase que finalmente se concretó cuando la entidad rescató a los países endeudados.

Pero ahora el crecimiento económico se mantiene apenas y el panorama sigue oscureciéndose.

En su conferencia de este jueves, luego de que el BCE mantuviera en 0% su tasa de referencia, el italiano instó a los gobiernos de la eurozona a que promulguen reformas para mejorar el mercado laboral y la productividad, además de medidas fiscales para estimular la economía de la comunidad de la moneda única.

Al no haber conseguido acercar la inflación en la eurozona a su objetivo de 2%, deja de herencia a Lagarde una tarea compleja.

La inflación en la región integrada por los 19 países que comparten el euro se ubicó en septiembre en 0.9% a tasa anual.

“Lagarde no necesita ningún consejo”

Aunque reconoció que el banco estaba atento a cualquier consecuencia imprevista de las tasas de interés muy bajas o negativas – como el caso del tipo de depósitos bancarios en -0.50%-, Draghi afirmó que estas medidas claramente habían estimulado la economía al elevar los flujos de financiamiento y promover el empleo.

“Para nosotros ha sido una experiencia muy positiva”, sostuvo.

Consultado sobre qué recomendación le daría a Lagarde, la exdirectora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) que no participó en la decisión del jueves del BCE, Draghi respondió: “No necesita ningún consejo”.

La disputa entre funcionarios conservadores y más flexibles al interior el Consejo de Gobierno del BCE restó brillo a un legado destacable de Draghi, quien lideró el organismo en su experimento inédito de lanzar una política monetaria excepcional para evitar una deflación en la zona del euro y detener la crisis de deuda, que en 2012 parecía salirse de control.

Buena parte de la atención de este jueves se centró en la decisión de seguir adelante con el esquema de compras de bonos que atarán las manos de su sucesora en los próximos años, a pesar de la oposición de un tercio de los miembros del Consejo de Gobierno.

En su reunión del jueves, el BCE dejó sin cambios la tasa de depósitos bancarios y ratificó que el programa de compras de bonos que comienza en noviembre, es indefinido.

El BCE adquirirá deuda a un ritmo de 20,000 millones de euros por mes “por el tiempo que sea necesario”.

Con información de AFP y Reuters