Después de que el Senado absolvió a Donald Trump en un histórico segundo juicio político, Estados Unidos ahora se pregunta cuán larga será la sombra que el expresidente seguirá proyectando sobre el Partido Republicano y sobre el país.
Ante la mirada de gran parte del mundo, el Senado votó el sábado 57-43 para condenar a Trump por incitar el asalto del 6 de enero al Capitolio de Estados Unidos.
Fue un logro para los demócratas, ya que siete republicanos se unieron a ellos en la votación de destitución más bipartidista de la historia. Pero fue insuficiente: no tuvieron los 67 votos necesarios para una condena.
La cruda división que enfrenta el Partido Republicano sobre el controvertido expresidente quedó a la vista. Mientras algunos miembros aseguran que es momento de pasar la página, Trump insinuó un posible futuro político.
Un crítico frecuente de Trump, el gobernador Larry Hogan, de Maryland, predijo el domingo que se acercaba una “verdadera batalla por el alma del Partido Republicano”.
“Esto no ha terminado”, dijo a la CNN, añadiendo que habría votado a favor de condenar a Trump.
¿Se desvanece poder de Trump?
El senador Bill Cassidy, de Luisiana, uno de los siete republicanos que votaron a favor de la condena, predijo que el todavía fuerte dominio de Trump sobre los republicanos se desvanecería.
“Creo que su fuerza disminuye… Creo que nuestro liderazgo será diferente en el futuro”, dijo en la cadena ABC.
Varios republicanos, incluso los que votaron por la absolución de Trump, expresaron su consternación por el papel que este desempeñó el 6 de enero y en las semanas anteriores. En varias ocasiones avivó la ira con falsas afirmaciones de que le habían robado las elecciones de noviembre.
Pero uno de los más acérrimos defensores del expresidente, el senador Lindsey Graham, de Carolina del Sur, insistió el domingo en que Trump, con sus fervientes seguidores, conserva un enorme papel político de cara a las elecciones intermedias de 2022.
Graham calificó a Trump como el “miembro más vibrante del Partido Republicano”.
A pesar de la absolución de Trump, los demócratas insistieron el domingo en que habían logrado una victoria moral y política que despeja el camino para que el nuevo presidente, Joe Biden, impulse rápidamente una ambiciosa agenda, empezando por su plan de recuperación de la pandemia, de 1.9 billones de dólares.
“Claramente ganamos en la corte de la opinión pública”, dijo el representante Don Beyer a CNN.
El futuro de Trump
Trump ha coqueteado con la idea de volver a postularse a la Casa Blanca en 2024. Algo que probablemente no podría hacer si hubiera sido condenado el sábado.
La mera insinuación de una posible candidatura le mantendrá en las conversaciones políticas y le permitirá seguir recaudando grandes cantidades de dinero.
Pero varios republicanos se han distanciado del expresidente. Entre ellos 10 legisladores de la Cámara de Representantes que votaron a favor del proceso de destitución y varios de los que se alinean para buscar la candidatura presidencial en 2024, que estarán deseosos de dejarlo en el pasado.
Entre ellos está Nikki Haley, exgobernadora que fuera embajadora de Trump ante la ONU. En una entrevista publicada el viernes en Político, dijo que el expresidente ha “perdido cualquier clase de viabilidad política”.
Pero los republicanos que se han opuesto abiertamente a Trump se han enfrentado a duras represalias por parte de las bases del partido. Y muchos temen de la tendencia del magnate a vengarse de los críticos.
Trump se enfrenta a una larga lista de incógnitas de cara al futuro.
Sin embargo, ha perdido el megáfono contra sus enemigos que antes le proporcionaba Twitter. Tampoco está claro si volverá a organizar los grandes y bulliciosos mítines con los que ha prosperado, y de lograrlo, si alcanzarán los mismos niveles de entusiasmo.
Y el líder republicano del Senado, Mitch McConnell -quien votó en contra de la condena argumentando que un expresidente no podía ser sometido a un juicio político-, identificó el sábado otro gran desafío para Trump.
En un ataque fulminante desde el pleno del Senado justo después de la votación, McConnell dijo que “no hay ninguna duda de que el presidente Trump es práctica y moralmente responsable de provocar los sucesos” del 6 de enero.
Subrayó que Trump, ahora como civil, se enfrenta a la vulnerabilidad legal en una serie de asuntos: desde cuestiones fiscales planteadas por sus vastas participaciones financieras hasta acusaciones de agresión sexual.
“Todavía no se ha librado de nada”, subrayó.
Los demócratas arremetieron contra McConnell por lanzar esas críticas solo después de votar por la absolución.
Aun así, como líder de facto del partido, McConnell parecía decidido a anular cualquier futuro político de Trump y empezar a guiar a los republicanos hacia su tendencia más tradicional.
Trump se ha recluido en su club de Florida desde que dejó el cargo el 20 de enero.
En su declaración del sábado celebró el veredicto, denunciando el proceso como “una fase más de la mayor caza de brujas” de la historia del país.
Luego añadió: “Tenemos mucho trabajo por delante, y pronto saldremos con una visión de un futuro estadounidense brillante, radiante y sin límites”.